DISCURSO DE MELELLA: DECEPCIÓN POR FALTA DE ANUNCIOS SALARIALES
La inauguración del XXXVII período legislativo dejó sabor a poco. El discurso del gobernador Gustavo Melella arrancó unos 15 minutos más tarde los previsto y no hubo ni militantes acompañando la apertura.
Las caras de decepción de los legisladores y de los funcionarios eran indisimulables para las cámaras de la TV Pública Fueguina. El gobernador dedicó casi un 80% de todo su discurso a criticar todas las acciones realizada por la gobernadora antecesora Rosana Bertone, sin reconocer absolutamente nada bueno.
Le dedicó palabras de elogio al embajador ruso, anunció el regreso de una nueva Hifusa, criticó al Red Sol, a las rupe y anunció que las obras del Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Nación sólo llegarán a Ushuaia y a Tolhuin, dejando a Río Grande afuera de las obras de Nación. El mismo gobernador relató que le dieron a elegir dos ciudades y él prefirió dejar afuera a la ciudad del norte.
Otro anuncio que seguramente traerá una catarata de juicios contra el estado, es la decisión de que todos aquellos trabajadores que paguen una prepaga durante su vida activa, quedarán excluidos de por vida de la asistencia pública de la OSEF.
La única medida en favor de los trabajadores es un plan para que el Banco de Tierra del Fuego refinancie las deudas de los empleados públicos con una tasa del 40% subsidiada en un 5% por el gobierno provincial.
El malestar de los empleados públicos fue creciendo a lo largo del discurso ya que hubo un absoluto silencio sobre las paritarias y el aumento salarial. El gobernador no dijo absolutamente nada sobre el aumento para los trabajadores, pese a que los funcionarios políticos ya llevan un 120% de aumento desde diciembre del año pasado. El “vamos a vivir mejor” solo quedó reservado para los políticos de la provincia y a los trabajadores solo les queda el gran logro de la “legalidad del salario”, que nadie sabe qué significa, pero que viene vacío de aumentos.
“No hay espacio para las huevadas” dijo el Gobernador cerca de terminar su discurso. Muchos de los trabajadores que lo veían detrás del televisor, sentían que los verdaderos “huevones” eran ellos.
