Walter Quiróz fue condenado a prisión perpetua por el brutal crimen de la joven Judith Muñóz Bustos en 1999 y de los beneficios obtenidos en 2014 tenía como pauta mantener una conducta ejemplar, sin ingesta de estupefacientes o bebidas y con permiso únicamente de dirigirse a los lugares autorizados, en este caso la visita a casa de sus abuelos.
Ya en 2015 fue observado en un banco, y le fue revocado ese beneficio, luego en innumerables oportunidades de ahí en adelante, llegó con aliento etílico a la Unidad de Detención, en otra ocasión no cumplió el horario de regreso y en otra llegó sin su tutor responsable.
Una y otra vez le era revocado el beneficio y al poco tiempo nuevamente concedido, en lo que es un inexplicable funcionamiento de los controles de semilibertad por parte de la Justicia y la unidad carcelaria a través del gabinete que asevera que los presos estén en condiciones de salir.
El 7 de diciembre Quiróz fue detenido con dos sujetos vinculados al robo a un kiosco, con un grado de 1,11 de alcohol en sangre y conduciendo un automóvil en la margen sur, lejos del lugar donde tenía autorizada la salida.
Ante ello el juzgado de Ejecución de Penas, ahora subrogado por el Dr. Pablo Martín Bramatti; resolvió suspender las salidas transitorias y laborales oportunamente concedidas y que el interno efectúe un tratamiento psicológico ante sus reiteradas transgresiones.
“Dicha suspensión será hasta que el interno demuestre un genuino avance en dichos términos”, expresa el fallo, que asimismo le revocó las salidas que ya tenía concedidas para Navidad y Año Nuevo.
Fuente: Resumen Policial