HACE SIETE AÑOS, PADRES Y ALUMNOS DEL JOSÉ MARTÍ SE MANIFESTABAN FRENTE A CASA DE GOBIERNO PIDIENDO UN LUGAR PARA PODER ESTUDIAR
El 30 de abril del 2013 se llevó a cabo frente a la Casa de Gobierno una manifestación que bien podría haber sido una más de las tantas a las que los ushuaienses ya estaban acostumbrados por aquel entonces. Lo que diferenció a esta protesta de las anteriores es que la protagonizaron padres y alumnos. El reclamo: contar con un edificio en condiciones para poder acceder a un derecho humano universal, como el de estudiar y educarse.
Los padres y alumnos que pretendían entregar una nota a la gobernadora Fabiana Río pertenecían a la comunidad educativa del Colegio Provincial “José Martí” histórica y emblemática institución de Ushuaia por la cual transitaron generaciones enteras de fueguinos.
El Colegio estaba cerrado e inhabilitado para el dictado de clases debido a las paupérrimas condiciones edilicias en la que se encontraba, que ponían en serio riesgo la seguridad de los alumnos y docentes.
Apenas cuatro días antes, Daniel Ravaglia, entonces secretario de Jefatura de Gabinete de la gestión Ríos, habló acerca de un incidente ocurrido en una de las aulas donde parte del cielorraso se desprendió y cayó, afortunadamente sin causar daños personales. Dando muestras de su acostumbrada incontinencia verbal, Ravaglia afirmó muy suelto de cuerpo que “hay un guacho que tiró un techo de una escuela».
Al parecer, el polifuncionario de Ríos no estaba informado de que el día anterior a la manifestación frente a Casa de Gobierno, la reunión programada entre las autoridades del Ministerio de Educación y de Obras Públicas con los padres, docentes y alumnos tuvo que trasladarse a la Escuela 1, porque el edificio del José Martí se encontraba custodiado por personal policial y sin luz.
La comunidad educativa del Martí reclamaba a la gobernadora “declarar la emergencia edilicia del Colegio, que disponga recursos materiales y humanos necesarios para la reparación total y definitiva del mismo y que informe a las autoridades nacionales de tal situación de manera que la asistan financieramente si la Provincia no posee los recursos necesarios como para dar una solución definitiva”.
La única certeza que obtuvieron en ese momento, fue que “no tenemos fecha de la realización del estudio (que debía determinar la situación estructural del edificio) ni del reinicio de las clases y si hay que buscar otra alternativa de otro lugar, tampoco la tienen para que los chicos tengan clases”, expuso uno de los padres.
Una de las pocas funcionarias que admitió el pésimo estado de las instalaciones fue la ministra de Educación Sandra Molina: «no se llevó adelante una tarea profunda de mantenimiento» dijo. El techo caído la deba la razón.
El 26 de mayo de 2016, tres años después, la gobernadora Rosana Bertone firmó el acta de inicio de obras. En marzo del 2017, los alumnos del José Martí pudieron iniciar el ciclo lectivo en su histórico edificio completamente remodelado. En el medio pasaron cuatro interminables años de suspensiones de clases, traslados a otros edificios, reuniones infructuosas y funcionarios incapaces, para quienes el único culpable de su propia desidia y la falta de inversión de un gobierno muy poco comprometido con la educación pública fue “un guacho que tiró el techo”.