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La Armada Argentina retoma operaciones aéreas en la Base Petrel

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A más de 50 años de inactividad. Un Beechcraft B-200 “Hurón” despegó desde Río Grande y completó un histórico vuelo hasta la base antártica inactiva desde 1973, escoltado durante el vuelo en todo momento por un cuatrimotor Orion P-3C de la Armada Argentina, encargado de apoyo y monitoreo.

La Antártida Argentina forma parte del patrimonio cultural e identitario de cada ciudadano de nuestro país, desde la infancia misma, cuando en las aulas se trabaja con la silueta cónica de un territorio que se sabe lejano, gélido y propio. En concordancia, forman parte del calendario de conmemoraciones fechas como el 22 de febrero, Día de la Antártida o el 21 de junio, en que se alude al Día de la Confraternidad Antártica.
Para ilustrar a nuestros lectores sobre la historia de aquel pedazo de suelo en el que un grupo de civiles y militares a diario ratifican soberanía con su presencia, Diario Prensa Libre invitó al especialista en temas antárticos, docente y militar retirado, Alejandro Bertotto, a compartir sus conocimientos. 

En la noche del 26 de noviembre último, un avión Beechcraft B-200 “Hurón”, matrícula 1-G-49, perteneciente a la Escuadrilla Aeronaval de Vigilancia Marítima, despegó desde la Base Aeronaval Río Grande, en el norte de Tierra del Fuego, y en la madrugada aterrizó en la pista renovada de la Base Petrel, ubicada en la isla Dundee, al norte de la península Antártica.

El vuelo, que forma parte de las pruebas operativas para restablecer la funcionalidad completa de la base, incluyó una escala de una hora en Petrel, donde el avión repostó combustible antes de regresar al continente. La aeronave fue escoltada durante todo el trayecto por un cuatrimotor Orion P-3C de la Armada Argentina, encargado de apoyo y monitoreo.

La operación marcó un nuevo hito en el plan director de recuperación de la Base Petrel, tras el primer aterrizaje exitoso en junio pasado de un avión SAAB 340 de la Fuerza Aérea, lo que habilitó la posibilidad de recibir aeronaves más pesadas como el C-130 Hércules y el Orion P-3C.

El vuelo estuvo bajo la supervisión de los pilotos navales capitán de fragata Ricardo Schroeder y capitán de corbeta Hernán Martínez, junto con los mecánicos suboficial primero Roberto Suárez y suboficial segundo Rolando Segovia. La aproximación y rodaje del B-200 representaron el retorno a una pista que en el pasado fue conocida como Estación Aeronaval Petrel, operativa hasta 1973.

Los trabajos de restauración, iniciados en 2024, incluyeron la renovación de una pista principal de 1.600 metros de largo por 40 de ancho y la preparación de una pista auxiliar de 1.200 metros. Además, se reconstruyeron los hangares y las terminales de carga para garantizar la operatividad logística de la base.

La planificación del vuelo fue organizada por el Comando de la Aviación Naval y el Comando Conjunto Antártico, mientras que el Orion P-3C realizó un reconocimiento de la pista y de las vías de aproximación anticipando futuras operaciones en la zona.

La Base Petrel, inactiva como pista operativa desde 1973, de este modo vuelve a formar parte de las misiones de la Aviación Naval Argentina. Su recuperación es un eslabón clave para las campañas antárticas, como la que incluye la llegada del aviso ARA Puerto Argentino, encargado de completar la logística para la temporada 2025.



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Diario Prensa