Argentina

Obligan a jóvenes a barrer veredas y mantener plazas por participar de fiestas clandestinas

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Es en una ciudad de córdoba. Y si reinciden, tendrán que pagar 80 mil pesos y otros 200 mil el organizador de la fiesta. El intendente asegura que «hay consenso político, aval de los vecinos y vergüenza de los sancionados”.

 En Río Tercero (Córdoba), la ocupación de camas de terapia intensiva es del 80% mientras que el promedio de contagios diarios roza el 50%. Por eso, necesitaban generar conciencia con al guna medida que busque bajar los contagios de coronavirus. Así se convirtió en la primera localidad argentina en promover una inusual pena para quienes asistan a fiestas clandestinas, que ahora deberán pagar altas multas o realizar trabajos comunitarios.

La iniciativa del intendente Marcos Ferrer cayó bien en los casi 60 mil habitantes del municipio: “Quienes participen en fiestas clandestinas deberán pagar altas multas o realizar tareas comunitarias”, explicó y aseguró que “hay consenso político, aval de los vecinos y vergüenza de los sancionados”.

La normativa, que data de 2007, se encuentra en el Código de Faltas Municipal y hasta el momento no se había aplicado. “Por eso creemos que es el momento adecuado para llevarla a cabo y crear conciencia en los que no respetan las reglas y visibilizar una sanción para que los que lo miran desde afuera. Buscamos generar un golpe de efecto”, dijo Ferrer a Clarín ante la gran cantidad de fiestas clandestinas en Río Tercero.

“Somos hijos del rigor los argentinos. Como advertimos que faltan o fallan los organizamos de control, transgredimos las reglas porque sabemos que no habrá ninguna sanción. Bueno, eso acá no lo queremos más, pretendemos que sea una medida ejemplificadora y que haya una diferencia entre los que acatan las medidas y los infractores”, resumió el intendente.

A principios de mayo se desbarató una fiesta clanedstina en Río Tercero con 50 personas, luego de la cual se implementó la medida.

“El anuncio se hizo hace un mes y las sanciones empezaron a realizarse los primeros días de junio con la presencia de dos jóvenes en un vacunatorio, que colaboraron para ordenar filas, chequear turnos y datos”, precisó.

Otro caso fue el de unas jóvenes que debieron pintar cordones y cunetas de la vía pública y la semana que viene trabajarán otros chicos, “en una plaza donde hay mucho para hacer”, según Damián Monti, director de la oficina de Recursos Humanos del Municipio.

“¿Se echó un moco el pibe? ¡Que aprenda!”, parafrasea Monti a uno de los padres de un menor que tuvo que ir a acreditar los datos de su hijo de 17 años que se negó a pagar la multa de 40 mil pesos. “Que haga lo que tenga que hacer, de lo contrario no van a aprender más”, es lo que descargó otro padre indignado.

TRABAJO COMUNITARIO

El trabajo comunitario consiste en realizar tareas de entre 10 y 15 horas, dependiendo de la actividad y las obligaciones del sancionado, que debe presentarse en la oficina del Departamento de Recursos Humanos municipal para comprometerse a cumplir con la multa. En el caso de no concurrir, “se lo llama hasta tres veces, sino se le aplica automáticamente la pena de 40 mil pesos”, se explicó.

El Departamento de Recursos Humanos les coloca un uniforme amarillo flúo con la insignia Municipalidad de Río Tercero. El sancionado estará acompañado y controlado por supervisores y las tareas demandan unas dos horas diarias.

“Hasta ahora tanto los peatones como los conductores que los ven aplauden la medida. ‘¡Qué vayan a laburar!’, es el comentario más escuchado”, según el funcionario.

Mientras tanto, “los chicos se muestran culpables y arrepentidos y les da vergüenza la exposición ante los vecinos -asegura Monti-. Saben que ese uniforme que tienen los identifica como los que asistieron a fiestas clandestinas. No es lo más agradable, pero están obligados, por eso insistimos con vehemencia en la toma de conciencia. Y desde que anunciamos estas medidas notamos una considerable baja en la organización de encuentros sociales prohibidos”.

Por su parte, el intendente aclara que “no se trata de escrachar a nadie y tampoco se permitirá el insulto o la agresión, pero nos mantenemos severos en la concreción de las tareas comunitarias en caso de que no quieran o no puedan pagar”.

En los casos de jóvenes que reinciden en fiestas clandestinas, tendrán que pagar 80 mil pesos y otros 200 mil el organizador.

De los 50 jóvenes que asistieron a la fiesta clandestina desbaratada días atrás, casi la mitad decidió pagar (hay varios menores) la multa, mientras que el municipio computa 24 que realizarán tareas comunitarias.

En el municipio aseguran que sus pares de otras localidades de la provincia se pusieron en contacto “impresionados por la buena repercusión que generó en el interior de la provincia”, con la idea de interiorizarse para replicar la experiencia. “Hasta ahora no se había hecho algo así en la Argentina, tampoco es algo para alegrarse, pero si funciona para disuadir fiestas clandestinas, entonces que haya eco a nivel nacional”.

“Quiero aclarar que de ninguna manera perseguimos un fin recaudador, ni pretendemos convertirnos en un Estado represor, sino que estamos desesperados por abrirles los ojos a los más jóvenes. Criminizarlos no es el camino pero sí que entiendan que no da lo mismo acatar que no hacerlo, por eso defendemos estas sanciones ejemplificadoras”, dijo el jefe comunal