«Voto bronca». Ese fue el nombre con el que bautizaron en la Casa Rosada al comportamiento del electorado en las urnas de las PASO, donde Mauricio Macri recibió un durísimo revés que lo dejó atrás del kirchnerismo por más de 15 puntos. Pero, por lo bajo, varios actores del oficialismo comenzaron a reclamar un mea culpamás explícito, atribuyeron responsabilidades internas por la performance del Gobierno y reclamaron medidas concretas para atraer a la clase media.
Según pudo reconstruir LA NACION, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, fue la socia de Juntos por el Cambio que más hizo escuchar sus reproches al interior del oficialismo. Exigió medidas económicas para la clase media, de forma urgente.
La diputada pidió una reunión con el Presidente para esta semana y le adelantó que quiere que el Gobierno disponga una baja del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y una moratoria para pymes.
La líder de la CC terminó ofuscada en el búnker que Juntos por el Cambio montó el domingo en Costa Salguero. Le exigió al consultor ecuatoriano histórico de Pro, Jaime Durán Barba, que abandonara el predio de la Costanera y le dijo: «Estabas acá para ganar la elección… Ahora andate…»
La diputada el domingo arrebató el micrófono del escenario central del búnker apenas Macri terminó de hablar con sus seguidores. Dijo que «la mayoría se siente más cómodo con autoritarios y faraones». Había querido hablar antes que el Presidente, pero los colaboradores de la Casa Rosada no la dejaron. Y ella no se iba a quedar callada.Ads by
Lecturas dispares
Para el Presidente, para el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y para sus más estrechos colaboradores, el electorado hizo un «voto castigo» para enviar un «mensaje» al Gobierno por la dura situación económica. Así explicaron tanto la performance de Juntos por el Cambio a nivel nacional como el resultado de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, que quedó a unos veinte puntos del candidato a gobernador del Frente de Todos, Axel Kicillof.
En La Plata, por fuera del libreto público que tuvo Vidal, ayer manifestaban que «la gente es dueña de los votos» y que el electorado «se cobró una situación económica donde la gobernación no pudo tener demasiada injerencia».
La gobernadora dijo ayer que escuchará «el mensaje» que dieron los bonaerenses en las urnas. Pero en su equipo sentenciaban: «Se eligió el modelo de país anterior». «Vidal estuvo caminando toda la provincia durante años y el domingo le ganó alguien que la camina hace tres meses», decían en referencia a Kicillof.
Cerca de Peña señalaban que aún no hicieron la evaluación fina del mapa electoral. Pero analizaban: «El kirchnerismo tuvo una cosecha consistente en todo el país. Al parecer en la provincia funcionó el traslado de votos de Sergio Massa». Antes de las PASO, en la Casa Rosada descreían en las sumas aritméticas de las alianzas políticas.
Otros funcionarios de la Casa Rosada se mostraron más duros con la administración de La Plata y tras la derrota apuntaban «la falta de una construcción política en la provincia». «En Buenos Aires, la figura de Macri no existe hace tres años y medio. Se descentralizó la estrategia de la provincia, pero se comprobó que la boleta del medio no existe. Porque no hubo corte de boleta ni existió el fenómeno de Vidal», dijo un colaborador que nunca tuvo buena sintonía con el gobierno bonaerense.
En la ciudad, los colaboradores de Horacio Rodríguez Larreta -que en las PASO cosecharon un 46%- reivindicaban la «buena gestión» como la receta de su triunfo. «Nuestro muy buen resultado es producto de una muy buena gestión. De dos muy buenos mandatos de Macri y de este gobierno de Rodríguez Larreta», señalaban en medio de la desazón de Pro nacional.
En la Casa Rosada, en cambio, subrayaban: «Somos todos un mismo equipo, no hay individualidades. La elección de la provincia y la ciudad se dieron en un contexto nacional». Insistían, en tanto, que «aún es un poco prematuro para hacer conjeturas» que expliquen la elección en detalle.
Para no perder el espíritu de cara a lo que queda del calendario electoral, un colaborador de Pro ayer manifestaba: «Estamos obligados a dejar lo imposible, más allá de que no alcance». Y admitía, mientras el Gobierno pedía redoblar esfuerzos para alcanzar un milagroso ballottage: «Uno no juega solo cuando sabe que va a ganar».Por: Maia Jastreblansky