El hallazgo del cuerpo lo hizo una clienta cuando nadie respondía dentro del cubículo que intentaba usar.
Las camas solares son una de las máquinas más utilizadas por las personas que desean obtener un bronceado rápido. En Europa su uso está tan extendido que es posible encontrar soláriums completamente automáticos. Fue bajo este sistema que una clienta de un centro de bronceado en Austria realizó un hallazgo perturbador: el cadáver de una mujer estaba en uno de lo cubículos.
La alarmada clienta que encontró el cuerpo comenzó a sospechar que algo iba mal cuando, tras varios minutos en el lugar, no escuchó ningún ruido dentro del cubículo que estaba en uso. Sin recibir respuesta luego de llamar repetidas veces a la persona que estaba usando el dispositivo, finalmente decidió abrirlo con una moneda y dio con la mujer que estaba sin vida dentro del equipo.
La fallecida tenía unos 50 años de edad y había ingresado el domingo 23 de mayo a las 14:30 al solárium ubicado en Deutsch Kaltenbrunn, una ciudad del distrito de Jennersdorf en Burgenland. Cuando su cuerpo fue encontrado eran las 16:45, es decir, estuvo más de 2 horas en la cama solar.
Los servicios de emergencia llegaron rápidamente al lugar pero no pudieron hacer nada para salvar a la mujer oriunda de Burgenland. Durante la autopsia las autoridades comprobaron que el cuerpo no tenía signos de violencia, descartando la posibilidad de un homicidio. Asimismo, una pericia técnica realizada a las camas solares descartó una falla en el funcionamiento de las máquinas y comprobó que estaban en excelentes condiciones.
Desde el salón de bronceado se mostraron apesadumbrados por la muerte de la clienta y aclararon que están a disposición de la justicia. “Expresamos nuestro más sentido pésame a los familiares”, dijo un portavoz del solárium que funciona como un autoservicio. Mientras tanto, aguardan el resultado del estudio toxicológico que se conocerá en los próximos días, fundamental para establecer la causa de la muerte.
Las camas solares son equipos seguros que no presentan un peligro inmediato para la salud, sin embargo, sus riesgos para la piel son numerosos. La Organización Mundial de la Salud desaconseja su uso para fines cosméticos. La radiación ultravioleta con la que trabajan los equipos es conocida por causar cáncer de piel, incluido el melanoma y el envejecimiento de la piel. Además está asociada con quemaduras, reacciones a fotofármacos, infecciones, debilitamiento del sistema inmunológico y daños en los ojos, incluidas cataratas, fotoqueratitis (ceguera de la nieve) y cáncer ocular.