Se encuentra por encima de la media del 40% en el país. En la temporada invernal 2019, antes de la pandemia, los hoteles cuatro y cinco estrellas de la Argentina tuvieron una ocupación del 79%. Cuál es la situación, destino por destino.
Los principales destinos del país notan, en estos días, un mayor movimiento turístico: más personas se animaron a viajar por la Argentina que en el verano. Sin embargo, la ocupación en hoteles no es la esperada.
Los hoteles de cuatro y cinco estrellas promedian, en el país, un 40% de ocupación, con algunos destinos que superan ese porcentaje, y otros que están muy por debajo. Así, los establecimientos están 34 puntos por debajo del nivel de ocupación vivido en julio de 2019, en tiempos «normales», sin pandemia, cuando promediaban 74%, según datos de la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT).
De todos modos, ese porcentaje representa una mejora frente al 20% promedio en el verano y, también, comparado con las casi nulas reservas que se registraban hace un mes para este invierno. Así, sirve para dar algo de aire a las empresas que viven del turismo, tras muchos meses con ingresos prácticamente nulos.
Ushuaia cuenta en estas vacaciones de invierno con 54% de ocupación hotelera, frente al 79% de 2019, un poco mejor y por encima de la media del 40% en el país.
Sin visitantes extranjeros ni congresos y convenciones, los establecimientos de la ciudad de Buenos Aires son los más afectados del país en julio, con apenas un 9% de las reservas, frente al 64% que habían registrado dos años atrás.
«Por lejos, los de Buenos Aires son los grandes perdedores. No avanzaron, en estos días, las reservas que tenían previamente. Hasta que no puedan ingresar los extranjeros al país ni se puedan realizar congresos y convenciones, los hoteles de la ciudad no tienen mucha salida», advierte Roberto Amengual, presidente de la AHT.
Al respecto, Aldo Elías, vicepresidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), explica: «Recién ahora mejoraron los aforos para teatros, museos y gastronomía. Los turistas del interior que vienen a Buenos Aires en invierno es para disfrutar de la oferta cultural y gastronómica que ofrece la ciudad, por las salidas. Pero al resolverse la reapertura de estas propuestas o mejorar su aforo sobre la fecha, no pudieron planificar con tiempo. Eran los que podían venir, al no haber extranjeros ni eventos. Y tampoco lo hicieron, ante la incertidumbre».
Bariloche recibió a muchos turistas, pero la ocupación en julio ronda el 47%, al igual que Villa La Angostura. Dos años atrás, el 79% de sus camas estaban ocupadas.
«En Bariloche hay mucha gente. Pero se alojan en cabañas y otros alojamientos, no en hoteles, aunque éstos les aseguran el cumplimiento de los protocolos, porque buscan mantener la burbuja familiar, estando solos. El destino está bien, pero la hotelería no. Aún así, es mejor que el invierno pasado, cuando estaba todo cerrado», explica Elías.
Ushuaia, en Tierra del Fuego, está algo mejor: cuenta con 54% de ocupación, frente al 79% de 2019. Y más al norte, Puerto Madryn, el 45%, contra el 60 por ciento de hace dos años.
En el noroeste del país, la provincia de Jujuy es una de las que mejor nivel registra, con un 82% de sus camas ocupadas, frente al 87% de 2019. Salta, en tanto, promedia el 46%, contra el 88% de dos años atrás y Tucumán, apenas un 34%, frente al 46%, según datos de AHT.
Iguazú, en tanto, ronda el 42%, frente al 74% de 2019. «Tiene sólo dos a cuatro vuelos diarios, no alcanzan para llenar las plazas del destino», advierte Amengual.
Mendoza era, antes de la pandemia, la nueva estrella argentina, ya que crecía fuerte con la llegada de extranjeros, atraídos por sus paisajes y el vino, que poblaban las bodegas y se alojaban en establecimientos de alta gama. Ahora, ante su ausencia, aseguran que más argentinos la están descubriendo, pero los hoteles promedian un 46%, frente a 84% de dos años atrás, aunque se prevé que esa ocupación suba la semana próxima.
La provincia de Córdoba, en tanto, promedia un 55%, frente al 74% de 2019 y Rosario, sólo un 28%, contra el 59 por ciento de antaño.
«Si la ocupación supera el 45% se cubren los costos del mes, pero no sirve realmente para cubrir gastos de otros meses más bajos. Hoy todos los pagos se refinancian y los hoteles acumulan deuda. Todos están endeudados«, precisa Amengual.
«De todos modos, es un respiro dentro de un contexto de 15 meses muy difíciles y frente al invierno pasado, en el que todo estaba cerrado. Hay más movimiento que en el verano. Pero esperamos que el turismo se empiece a incentivar desde el Ministerio de Turismo para sostener la mejora en el tiempo y que los establecimientos puedan recuperarse. Sabemos que nos llevará de 5 a 6 años esa recuperación, pero lo importante es iniciarla, como ya lo hicieron la mayor parte de países de América latina y del mundo», advierte Amengual.
Al respecto, Elías destaca: «La apertura de fronteras es clave, así como su difusión con tiempo de antelación, para que la gente pueda planificar un viaje con tiempo. Si después sucede algo por la pandemia y no se cumple es otro tema. Pero, cuando no se define es un problema. Si abren de un día para el otro, no va a venir nadie».
«En el sector privado, esperamos que sea a fines de agosto o primeros días de septiembre, porque la situación no se aguanta más. El nivel de vacunación es interesante, hay que tratar de abrir cuanto antes, con protocolos y medidas, definir e informar con tiempo, sino no se reactivará nunca la actividad», advierte.