El Gobierno de Tierra del Fuego inauguró el Centro de Rehabilitación de Ushuaia con promesas de revolucionar el sistema de salud, pero la falta de fondos y la imposibilidad legal de desviar recursos han dejado la obra a la deriva. ¿Será este otro caso de tercerización encubierta?
En un contexto de escasez de recursos, el Gobierno de Tierra del Fuego se enfrenta a una crisis tras la inauguración del Centro de Rehabilitación de Ushuaia. La administración provincial, en un intento por salvar el proyecto, solicitó a la Dirección Provincial de Puertos (DPP) que desviara fondos hacia el centro, una acción que fue rápidamente frenada por el Tribunal de Cuentas. Este organismo recordó que los fondos destinados a la gestión portuaria no pueden ser utilizados para proyectos de salud, dejando al gobierno sin alternativas claras para financiar el equipamiento y el funcionamiento del centro.
El pasado 21 de agosto, el gobernador Gustavo Melella anunció con entusiasmo la inauguración del Centro de Rehabilitación, calificándolo como un avance único en la región y una solución para los problemas de atención sanitaria no solo de Tierra del Fuego, sino también de otras provincias y hasta de países vecinos. Sin embargo, la realidad que enfrentan los fueguinos es muy diferente: la falta de planificación financiera ha dejado el proyecto incompleto, y la falta de insumos y equipamiento pone en duda su operatividad.
La incertidumbre rodea el futuro del centro. Mientras las arcas provinciales siguen vacías, algunas voces ya apuntan hacia la posibilidad de tercerizar la gestión del establecimiento, una solución que ha sido común en Argentina cuando los recursos estatales no alcanzan. Esto plantea serias dudas sobre si el gobierno realmente tenía intención de mantener el proyecto bajo control público o si la idea siempre fue abrir la puerta a empresas privadas.
Hasta el momento, Melella no ha dado una respuesta clara sobre cómo se solucionará la falta de fondos. Aunque los medios oficiales hablan de millas de fueguinos que ya han sido atendidos, las imágenes que se han visto en medios locales muestran a pocas personas utilizando el centro, lo que refuerza el escepticismo de los ciudadanos. Lo que parecía ser una obra modelo, está al borde de convertirse en un símbolo de la mala gestión y los anuncios vacíos.
El posible futuro del centro parece inclinarse hacia la privatización. El precedente en Argentina es conocido: cuando los proyectos públicos no cuentan con recursos suficientes, las «soluciones» a menudo terminan en manos de empresas privadas. La pregunta es si el Centro de Rehabilitación de Ushuaia correrá la misma suerte.
Por ahora, los fueguinos observan con escepticismo cómo una obra anunciada con bombos y platillos podría terminar colgando de un hilo por falta de planificación y recursos. ¿Será este otro caso de una inauguración vacía que solo busca cubrir la falta de gestión?
FUENTE: CRONICA FUEGUINA