El hombre iba tres veces por día y se llevaba mercadería por más de $ 2 mil. La mujer le debitaba menos de $ 200. El propietario del local descubrió la maniobra y los denunció. Otra trabajadora también realizaba lo mismo.
Un comerciante riogalleguense denunció a dos empleadas suyas por robarle. Una de ellas lo hizocon complicidad de un policía.
El vecino se dio cuenta por el faltante de mercadería y cuentas realizadas con su contador que no cerraban de ninguna manera.
La Opinión Austral pudo recabar la información de la exposición realizada en la Comisaría Segunda. Según lo expresado por el damnificado, el accionar delictivo de estas personas comenzó hace más de una semana.
El dueño se percató del accionar con las cámaras de seguridad del comercio.
El comercio en cuestión es el minimercado Sol, ubicado en calle Santa Fe, entre Ameghino y Jofré de Loaiza, a metros nada más de la laguna “María La Gorda” de Río Gallegos.
Su propietario pudo percatarse, a través de las cámaras de seguridad de su local, que su empleada de confianza, administrativa que se encargaba de la caja y los cobros, realizaba una maniobra casi imperceptible con su pareja, un miembro de la Policía de Santa Cruz.El minimercado damnificado
Según lo denunciado, el hombre realizaba compras que superaban los $ 2.000 o $ 3.000, pero, cuando iba a pagar y entregaba su tarjeta, la encargada solamente le debitaba $ 100 o $ 200.
La conducta era habitual y diaria. Iba dos o hasta tres veces por jornada -incluso en horario de trabajo, con la indumentaria policial- y siempre bajo el mismo “modus operandi”, realizando grandes compras: carne, vinos, cervezas -de las más caras-, yerba, entre otros productos de gran costo, por los cuales no pagaba ni el 5 por ciento.
La pareja fue denunciada en la Comisaría Segunda por el dueño del minimercado.
La cajera no fue la única denunciada. También otra de las empleadas llevaba mucha mercadería y no pagaba ni la mitad, aunque el perjuicio que esta provocó no se compara en absoluto con el realizado por el policía y su pareja, de quienes sospechan se llevaron más de $ 150 mil en mercadería de manera fraudulenta.
Siempre que iba el hombre, atendía la misma persona. Por las cámaras se veía un cliente común y corriente, pero cuando se revisaron las cámaras y se contrastaron con los tickets y los cobros en caja, se pudo ver que llevaba decenas de productos y pagaba sólo algunos pesos.El hombre iba dos o hasta tres veces por jornada, incluso en horario de trabajo, con la indumentaria policial
Según los registros fílmicos, esta maniobra pudo verse desde el 9 de septiembre, aunque no se descarta que la hayan estado realizado con anterioridad.
Un hecho que habría sido aprovechado por esta pareja fue que el propietario debió aislarse por ser un contacto estrecho de coronavirus. De esta manera, con la imposibilidad de acudir al comercio a controlar, depositó su confianza en esta mujer, que terminó traicionándolo.
De igual manera -presun-tamente-, el resto de las trabajadoras sabía de la maniobra, aunque no hay pruebas en torno a todas (son cinco en total). Sí contra las dos que fueron formalmente denunciadas ante la Policía, además del efectivo que está estrechamente vinculado al hecho.
Luego de que lo charlara con su contador y realizara la investigación pertinente con las cámaras y los controles de tickets, el propietario “enfrentó” a sus empleadas, exponiéndoles lo que había descubierto. Ninguna de ellas negó sus actos y ambas fueron despedidas.
“Casi indetectable”
Según manifestaron comerciantes y entendidos en el tema a La Opinión Austral, es muy difícil para un empleador saber si está siendo robado por un empleado o si las “pérdidas” sufridas son producto de algún cliente que se va sin pagar.
En comercios grandes donde la mercadería que se posee es muy importante, mucho más. Es por ello que cada dueño se busca una persona de confianza para que esté al pendiente de los ingresos y egresos que se registran cada día, principalmente a la hora del “cierre de caja”.
Ahora bien, la metodología adoptada por la extrabajadora del minimercado Sol y su pareja es una práctica aún más complicada de detectar. Exempleados de almacenes y kioscos confiaron a LOA que dicho accionar es frecuente entre amigos y familiares que poseen a un conocido trabajando en un comercio: “Pagar poco y llevarse mucho”.El empleador pudo detectar la maniobra a través de las cámaras de seguridad
Obviamente, los “descuentos” no son evidentes, para no despertar sospechas. Pero si se suman y se realizan cuentas a fin de mes, las pérdidas son considerables para el propietario.
En este caso, la utilización de una tarjeta de débito -lo cual deja registros- hizo que la mujer y el policía fueran descubiertos, además de contrastar su maniobra con las secuencias fílmicas registradas.
De haberlo realizado con dinero en efectivo, esto le hubiera permitido a la cajera obviar el registro de la compra de su pareja y de esta manera, no habría pruebas en su contra más allá de las filmaciones.
De igual manera, ella y él fueron atrapados, denunciados y deberán responder ante la Justicia
Fuente LaOpinioAustral.