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Tengo una caries… ¿y ahora?

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Todos alguna vez escuchamos hablar de la caries dental, esa famosa enfermedad bucal que genera muchas veces dolor y
que hasta puede ocasionar la pérdida de piezas dentarias.
Es importante entender de qué se trata esta dolencia que afecta a los dientes y puede traer muchos dolores de cabeza. Para comprender bien esta patología, necesitamos previamente conocer cómo esta formado un diente.
Los dientes están formados por dos partes, diferenciadas a grandes rasgos por su visibilidad en la boca. Una parte es la corona, aquella que se ve en la cavidad bucal, que conocemos como ¨el diente¨ y la otra parte es la raíz de esta corona, que permite el anclaje del diente al hueso, y es la parte que no vemos en la boca. Además de esta caracterización, debemos saber que este diente esta formado por distintos tejidos. Uno de ellos es el esmalte dental, aquel que le da el brillo y la protección externa a nuestra corona; la dentina que es la que le da estructura y el color a nuestro diente; el cemento radicular que rodea a la raíz dental y la pulpa, esa zona vital, donde se encuentra el ¨nervio¨. Esta última , es la zona comprometida en los tratamientos de conducto, cuando el diente pierde su vitalidad.
Ahora bien, en el proceso de caries se pueden ver afectadas una sola o varias de estas estructuras dentales, esto depende del avance y el tiempo de la caries; también debemos saber que se pueden encontrar caries en los surcos de la corona, en las raíces dentarias o en sus superficies lisas, como así también en los espacios interdentales (entre dientes). Estas caries interproximales son producto de la falta de uso de elementos interdentarios, como es el hilo dental.
Volviendo al principio: ¿qué es una caries? La caries es el proceso de desmineralización del diente, es decir, un proceso de remoción de los minerales que forman las estructuras dentarias provocando el debilitamiento de la pieza dentaria. Esto es ocasionado por la actividad ácida de las bacterias que se acumulan en la superficie dentaria y que se nutren de los alimentos que nosotros ingerimos. Esta acidez provoca la desestructuración del diente y provoca el deterioro del mismo, que inicia como una mancha blanca o amarronada superficial y que con el avance de este proceso va cada vez penetrando más en el interior del diente, pudiendo ocasionar dolor, la fractura de la pieza dentaria o bien una infección bacteriana que desencadenará una reacción inflamatoria crónica. De esta manera con el avance de la caries, las estructuras se ven más afectadas y pierden estabilidad bucal.
Es de suma importancia comprender que una caries inicia con la acumulación de placa bacteriana por falta de higiene bucal, por lo cual , el cepillado bien realizado y el uso de elementos interdentarios son la solución a esta patología; pero también es aún mas importante saber que cuando hay una caries, el tratamiento tiene que ser inmediato, ya que se podrá evitar una lesión mayor que comprometa la pulpa dental o la integridad del diente, o peor aún, derive en la pérdida de ese diente por la necesidad de hacer una extracción dentaria.
Todo esto se puede evitar con prevención y ésta arranca con las consultas odontológicas.

¡La prevención es salud!


Diario Prensa

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