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¿Necesitamos una reforma? Sí, pero en la política provincial

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Durante las últimas semanas ha sido tema de discusión en muchos medios de comunicación provinciales e, incluso, agrupaciones sociales, la reforma a la justicia fueguina que se intentará aprobar en la Legislatura. En realidad, es una reforma a la cantidad de miembros del Superior Tribunal de Justicia: se intenta que sean 5 y ya no 3 los miembros del alto poder judicial en Tierra del Fuego.

Pareciera que la justificación a esta modificación de la Corte fueguina se centra en el aumento de casos judicializados o, incluso, por el crecimiento demográfico de la provincia.

Esté bien justificado o no, la realidad que la reforma que necesita Tierra del Fuego (y con premura) es en la política misma. La situación actual de la provincia es el fiel reflejo de que se necesita de forma urgente una reforma en la manera de hacer política y también de aquellos políticos instalados hace varios años y que poco hicieron por los fueguinos.

Tal es el caso de Gustavo Melella, el ex intendente de Río Grande que llegó a la gobernación fueguina mediante un tramado político con diversos espacios ajenos a él. El no pertenecer a ningún espacio político le otorgó la posibilidad a Melella de poder siempre inmiscuirse en todos los partidos de la provincia, sin ningún ideal más que el propio de saciar su sed de poder.

¿Poder para qué? Melella ha podido iniciar su gestión en Río Grande de la mano de otro ex intendente: Jorge Martín. De la mano del radicalismo fueguino, en 2011 Melella alcanzó la intendencia de la ciudad del norte de la provincia. El amor con los radicales fueguinos no duró demasiado y ya en 2015 fue candidato a intendente por el partido de la otra vereda: el Frente Para la Victoria, realizando una coalición con el espacio que llevó como candidata a la gobernación a Rosana Bertone. FORJA formó parte de esa coalición, consiguió pocos votos por sí solo y derrotó a Jorge Colazo en su reelección en la intendencia riograndense.

Apenas adentrados en el 2016, con un nuevo mandato por delante, Melella vendió los ideales del peronismo y ya se viralizaban imágenes con lo que serían cuatro años más tarde sus pancartas como candidato a gobernador. Así es, apenas asumió su segundo mandato como intendente, Melella ya estaba pensando en el 2019 y en la candidatura que lo alojaría en la Casa de Gobierno de Ushuaia.

La gestión en Río Grande fue, sin dudas, un mero trampolín para el actual gobernador, toda vez que la situación estructural de la ciudad demuestra la falta de planificación de su gestión, que tantos dolores de cabeza le generan ahora a los riograndenses, tal como la falta de agua o el congelamiento de las redes de agua potable cuando el invierno pega fuerte.

Hace falta una reforma en Tierra del Fuego, pero en la política. Hace falta que los políticos no lleguen por el solo hecho de llegar y poder alimentar su ego y hambre de poder. La provincia necesita de una vez por todas que el poder sea utilizado justamente para eso: para poder. Para poder mejorar la vida de los vecinos en su totalidad y no para hacer del mercantilismo político un tipo de gestión para poder atar votos de cara a futuras elecciones.

Radicalismo, peronismo, FORJA, partidos locales, provinciales, propios y ajenos. Un cóctel peligroso que ahora le generan al gobernador la necesidad de devolver mil favores a mil socios que lo alojaron en el sillón de Casa de Gobierno que, aunque fue tan deseado, pocas veces utilizó.

Que la reforma no sea en la justicia fueguina, donde se generará un gasto innecesario: que la reforma sea en la política fueguina y que, de una vez por todas, se gobierne desde la capital provincial para todos los fueguinos por igual, sin favorecer a unos pocos.

Fuente: TDF al día

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