Un síntoma de los tiempos que corren con una crisis que ya toca lo alimentario y la escapada constante de precios que ya en algún momento tomó a este producto como motivo de broma y hasta memes por su valor.
Y es que el valor del producto en marcas de primer nombre, en razón de la cantidad de gramos en algún momento llegó hasta a ser comparado con el precio de un automóvil según su peso en kilos.
La jocosa comparación que pareciera exagerada en un momento, hoy nos ve chocar con una cruda realidad en la que un producto alimenticio es vendido en las góndolas de los supermercados con un sensor de alarma de seguridad, que antes solíamos ver en productos suntuarios y no de primera necesidad.
La relación precio y tamaño del producto es considerado un riesgo respecto de posibles hurtos, por lo que se decidió esta medida de seguridad.
Una alarma que debería encender varias alarmas más, respecto de la realidad a la que lamentablemente nos vamos acostumbrando.
Fuente: Actualidad TDF
