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Llamativo parecido entre homicidios simulados como suicidios

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Es el segundo caso con el mismo modus operandi en los últimos tres años.

Dos mujeres de nacionalidad chilena, una condenada y la otra procesada, protagonizaron similares hechos de sangre en los que las víctimas fueron sus parejas. La primera, Claudia Concha Avila, está purgando una pena de 25 años de cárcel y la segunda, Catalina Alejandra Raipane Paredes, en espera de la elevación a juicio.

En agosto del año 2019, Claudia Concha Avila, de 45 años de edad, fue condenada en Ushuaia, a prisión perpetua. Según las pruebas obrantes en la causa y exhibidas en el juicio, se determinó que la mujer mató a su pareja, Gustavo Ponce y después ideó una estrategia para eludir el reproche penal, simulando un suicidio.
Luego de la exposición de testigos y de la realización de un coloquio de peritos, los jueces Rodolfo Bembihy Videla, Alejandro Pagano Zavalía y Maximiliano García Arpón, consideraron que la muerte de Gustavo Ezequiel Ponce no fue producto de su propia decisión si no de la de su pareja, la imputada Claudia Concha Ávila, quien lo mató y después armó un escenario de suicidio.
La sentencia fue leída ante una nutrida cantidad de asistentes a la sala de juicio, entre las que se contaban amigas de la acusada y miembros de organizaciones feministas y de Derechos Humanos que abogaban por una pena atenuada. Las referentes sostenían que Concha Ávila era en realidad víctima de violencia de género por parte del fallecido, lo que no se probó durante el debate oral y público. También adujeron que la mujer debió ejercer la prostitución, tal como ella misma había admitido ante los jueces, actividad en la que se hacía llamar “Lara Montana”.
En oportunidad de hacer uso de la palabra y de dirigirse por última vez a quienes decidirían su destino, Claudia Concha Ávila volvió a expresar, como lo había dicho al comenzar el debate, que ella y Gustavo Ezequiel Ponce sostenían una relación muy conflictiva, violenta, enfermiza y sesgada por el uso de drogas y alcohol e insistió ante el Tribunal que su pareja se suicidó ahorcándose con un pañuelo en el interior del baño de la habitación del hospedaje, mientras ella dormía.

LOS HECHOS

En un principio todo parecía indicar que Gustavo Ezequiel Ponce había decidido quitarse la vida en el baño de la habitación Nro 18 del Apart Hotel Alem, sito en avenida Alem 1279, mientras su pareja, Claudia Concha Avila descansaba en el dormitorio contiguo pero el correr de las horas cambió drásticamente el rumbo de la investigación. Aunque la mañana del 2 de diciembre de 2018 la mujer reaccionó ante el personal policial interviniente con sorpresa y dolor por la muerte de Ponce, apenas dos días después una comitiva policial se presentó en su domicilio para detenerla por disposición de la jueza de Instrucción María Cristina Barrionuevo, en calidad de sospechosa de la muerte de su conviviente.
Los primeros indicios de que algo no era lo que parecía fueron observados por integrantes de la División Policía Científica y del área Delitos Complejos en el cuerpo de Ponce y en el baño en donde fue encontrado:
varias marcas de heridas en las muñecas, aparentemente infligidas por algún tipo de elemento cortante, como por ejemplo un cuchillo o navaja, ubicados en una zona que hacía pensar que el hombre intentó defenderse de una agresión y el hecho de que al llegar la Policía el cadáver yaciera tendido al lado del inodoro.
Cuando el informe forense determinó que la muerte sobrevino por paro cardio respiratorio por constricción de las vías respiratorias superiores compatibles con ahorcamiento, la magistrada decidió firmar la orden de detención de Concha Ávila.
El fiscal Eduardo Urquiza logró probar el engaño, al determinar que: “En el horario de las 07.35 a las 10.00 no hubo acceso de terceras personas al lugar del hecho, por lo que en la habitación donde se produjo el deceso de la víctima sólo se encontraba la imputada y Ponce.
Como prueba del ocultamiento de elementos, se determinó que se verificó la existencia de manchas de sangre en diferentes lugares de la habitación y dos piedras, una de ellas partida en varios pedazos en el interior del horno”.
La autopsia determinaría posteriormente que Ponce presentaba “hematomas de reciente data en la zona genital y lesiones en el sector de la cabeza, que pudieron ser provocadas con el objeto de aturdir, atontar o reducir la resistencia de la víctima”, describe.
En el escrito, el fiscal Urquiza señala también que la imputada “luego de haberle provocado golpes en la cabeza, le ocasionó asfixia por compresión externa del cuello hasta provocarle la muerte”.
El cadáver de Gustavo Ponce fue encontrado boca arriba, con la mitad inferior del cuerpo ubicado hacía el interior del baño y la mitad superior hacía el exterior. Estaba desnudo, tapado con un acolchado que le cubría los genitales y las piernas.
Según el alegato del fiscal Eduardo Urquiza, en el hecho llevado a juicio quedó comprobado que la mujer simuló el suicidio de Ponce.

¿Digna discípula?

Como si Catalina Raipane Paredes hubiera conocido el accionar de Claudia Concha en el año 2018, repitió en mayo del año 2021, un procedimiento similar que decidió a la jueza María Cristina Barrionuevo procesarla en los últimos días.
Raipane Paredes, de 26 años de edad, está acusada de ser probable autora material y penalmente responsable del hecho en el que resultara víctima José Benito Llancapani, su conviviente y padre de un hijo pequeño en común.
“Según la investigación realizada, una vez ocurrida la muerte de la víctima, la imputada no dio aviso a la Policía inmediatamente ni tampoco al servicio de emergencia para informar la situación, sino que se tomó varias horas para modificar la escena y simular una situación de suicidio” – sostuvo la magistrada.
En lo que respecta al atenuante esgrimido también en este caso, acerca de supuesta violencia de género por parte de los hombres ultimados, la jueza opinó acerca del accionar de Raipane Paredes que “según lo enseña la experiencia, no se condice con la de una persona que se defiende frente a una agresión”, descartando así que la joven mujer haya actuado en legítima defensa.


Edición:
Diario Prensa

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