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Jubilados denuncian malos tratos en el vacunatorio del ex casino

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Ocho adultos mayores, liderados por Juan Carlos “Seco” Gómez se presentaron en el edificio de avenida Maipú para reclamar por la segunda dosis de la vacuna Sputnik V.

“Sentimos que por viejos nos ningunearon cuando ellos son servidores públicos a quienes los ciudadanos les pagamos el sueldo” –  sostuvo el referente de los pasivos. Gómez dijo que horas después del mal momento vivido, sugestivamente “nos llamaron para vacunarnos”.

Jubilados denuncian malos tratos en el vacunatorio del ex casino

Indignado y muy apesadumbrado, el vecino de Ushuaia y referente de un sector de los jubilados del Estado provincial, Juan Carlos “Seco” Gómez, se comunicó con la redacción de Diario Prensa Libre para hacer pública la situación que vivió en instalaciones del ex Casino Club, junto a otros siete pasivos, el viernes último en horas de la mañana.

“Desde el 26 de junio que vengo tratando de que a muchos jubilados y a mí, se nos complete la vacunación contra el COVID, con la segunda dosis de Sputnik, sin conseguirlo.  Fui no menos de cuatro veces al vacunatorio que está funcionando en el ex casino, sin que en ninguna ocasión me atendieran ni dieran ninguna respuesta.  Tengo un amigo que trabaja ahí y que para que no lo persigan no voy a dar su nombre, que me contó que en cada una de esas oportunidades la doctora responsable de la vacunación, se hizo negar, pese a que estaba cómodamente en su oficina.   Por eso, el viernes por la mañana decidimos ir nuevamente, unos ocho jubilados incluido yo, al edificio de Maipú para preguntar cuándo nos iban a vacunar.  Nunca imaginamos que íbamos a vivir un momento tan penoso” – comenzó consignando Gómez.

Jubilados denuncian malos tratos en el vacunatorio del ex casino

“Ni bien llegamos, fuimos muy mal tratados por dos personas que estaban en el sector de ingreso. Que a mí me traten mal, no me afecta la verdad, pero sí me puso muy mal ver que maltrataran a mis compañeros, entre los que había también señoras. En eso llegó la doctora  Ferrante, encargada del operativo de vacunación, a quien conozco desde que era bebé porque con mi ex esposa íbamos a comer a la casa de sus padres, hace décadas atrás.  Esta chica empezó a decirnos muy enojada que no habían llegado vacunas a Tierra del Fuego y que no podíamos manejarnos por versiones. Le pedí que no nos hablara en ese tono, que no era para que se ofuscara tanto y que íbamos a ir a hablar entonces con el gobernador, que públicamente había informado que sí habían llegado vacunas. Entonces una de las compañeras, Silvia Miramontes, le preguntó qué iba a pasar con nosotros, que fuimos vacunados con la primera dosis hace ya mucho tiempo.  La médica, con una tremenda calentura le respondió, contradiciendo lo que había dicho minutos antes, que sí habían vacunas, que contaba con 110 segundas dosis de Sputnik V pero que solo ella iba a decidir a quién se las iban a colocar y a quien no.  Que ella personalmente se iba a ocupar de tomar esa decisión”.

Según continuó relatando el jubilado, todos se quedaron atónitos: “Le repreguntamos a la profesional entonces con qué criterio procedería, porque muchos de nosotros somos diabéticos y tenemos otras enfermedades propias de la edad.  Y que también una de nuestras compañeras, Corina Tejerina, tiene una dolencia de extrema gravedad que la obliga a estar postrada en su casa y dependiente de una mochila  ventilatoria portátil. `¿Cuándo nos van a vacunar?´ –  insistimos.  Esta mujer, cada vez más alterada, solo nos dijo  que se iba a aplicar `a personas de 60 años para arriba´ y se alejó a toda velocidad.

Todos nos quedamos ahí, impotentes, sin saber qué pasaría con nosotros, sintiéndonos maltratados y angustiados. Sentimos que por viejos nos ningunearon.  Parece que no saben que son servidores públicos a quienes los ciudadanos les pagamos el sueldo”.

“Surtió efecto”

Juan Carlos Gómez continuó relatando: “Después de este momento tan amargo, a eso de las 11.15 de la mañana del viernes pasado, nos retiramos del edificio en donde estaban vacunando, sin haber sido vacunados. Y a eso de las 13 del mismo día algunos compañeros me llamaron por teléfono para decirme “Seco, ¡surtió efecto! ¡Me llamaron para vacunarme…!. Realmente esta es la prueba más contundente de cómo se maneja esta gestión, de cómo nos faltan el respeto a los ciudadanos… de cómo proceden a su antojo, nos mienten y hacen lo que quieren.  ¿Era necesario que tuviéramos que pasar por una situación así, tan desagradable para hacer valer nuestros derechos? A una de las jubiladas, con una enfermedad terminal, la vacunaron el 10 de marzo y todavía no la llamaron para colocarle la segunda dosis. Tampoco a otros con co morbilidades severas.  En mi caso, con 68 años soy insulino dependiente, me amputaron el dedo gordo del pie izquierdo, tengo deficiencia renal y secuelas de un pequeño ACV. Así es la gente que nos gobierna.  Se burlan de todos nosotros…”.


Diario Prensa