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Incendio arroja saldo de un joven grave y 100% de pérdidas en varias viviendas y oficinas

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El descomunal siniestro se registró en donde antiguamente funcionaba el histórico Bar Solis, en la esquina de las calles Juana Fadul y Gobernador Ernesto Campos, en Ushuaia.

El fuego y el humo afectaron la casa principal, varios departamentos anexos ubicados en el mismo predio y los de otros edificios próximos en donde también funcionaban las oficinas del gremio SOMRA. Los ocupantes salieron a la calle con lo puesto, alertados por vecinos de buena voluntad que golpeaban sus puertas para despertarlos. Hubo falencias en los protocolos de bomberos, Policía y HRU y no hubo más víctimas, por milagro.

El escenario del siniestro ocurrió en una construcción histórica que albergó durante muchos años al bar Solís, cuyo nombre se debía a que una de las calles en la que se emplaza y que actualmente se denomina Juana Fadul, se llamaba antiguamente de ese modo. Actualmente era utilizada como vivienda y pensión, con monoambientes pequeños en su línea lateral.

os gritos desgarradores de una mujer resonaron en el silencio que reinaba en la ciudad, a las 2.35 de la madrugada del día lunes 6 de mayo, mientras una columna gigante de humo negro era precedida por altísimas llamas que se elevaban en el cielo oscuro. Tan oscuro como la calle misma, iluminada solo por las luces de los edificios particulares, debido a que las luminarias públicas permanecen apagadas durante la noche por los desperfectos eléctricos que vienen aquejando a la ciudad.
La calle Campos y Fadul, en donde antiguamente funcionaba el Bar Solis, al que hasta no hace muchas décadas era habitual ver caballos amarrados a palenques improvisados por los parroquianos concurrentes, fue el escenario de un incendio que se extendió en minutos a toda la construcción y a una línea de pequeños monoambientes con acceso por la última arteria mencionada.
Uno de los propietarios y moradores del lugar, identificado como Gaspar Velázquez, de 29 años de edad, fue auxiliado en una primera instancia por sus hermanos y trasladado al Hospital Regional Ushuaia, en donde ingresó con un 50% de su cuerpo quemado. Los ocupantes de las piezas de alquiler anexas fueron saliendo con lo puesto, descalzos y confundidos, debido a que por la hora, la mayoría estaba durmiendo.
Fue gracias a ocasionales vecinos que tomaron la iniciativa de colgarse de los timbres o golpear las puertas con fuerza, que el resultado no fue más dramático. El humo negro y tóxico se filtraba por las plantas altas de los edificios vecinos: el de la firma mayorista Gualdesi Hermanos, en cuyo primer piso se domicilia la familia y otros dos más de departamentos uno y sede del sindicato SOMRA, el otro. Era urgente despertar a quienes estuvieran ajenos a lo que estaba pasando para que se pusieran a salvo.

Incendio arroja saldo de un joven grave y 100% de pérdidas en varias viviendas y oficinas
Gaspar Velázquez tiene 29 años de edad y se encuentra internado en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Regional Ushuaia con quemaduras en un 50 % del cuerpo y con asistencia ventilatoria mecánica. Estaba en el sector de la cocina de la vivienda cuando se produjo el fuego.

Debieron transcurrir algunas horas hasta que, con la ayuda de la lluvia, se dio por finalizada la tarea de extinción por parte de los bomberos – cuyo cuartel está ubicado a unos 400 metros – quedando la realización de pericias pendiente hasta que amaneciera, dada la falta de luz para trabajar. Alrededor de las 9.30 la tarea fue ejecutada por técnicos de la División Policía Científica, cuyos integrantes solo dejaron trascender que el fuego se habría iniciado en una cocina. También se pudo saber que la propiedad no contaba con el servicio de gas desde hace un par de años, cuando la empresa Camuzzi retiró el medidor del gabinete.
Al cierre de la presente edición todavía continuaba apostada en el lugar una comitiva de efectivos policiales de la comisaría 1era – cuya sede está a 300 metros.

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La salud de Velázquez

La única víctima, Gaspar Nicolás Velázquez Olguín, ingresó al nosocomio local con brazos y piernas muy afectados. Enseguida fue inducido a coma farmacológico para poder efectuarle en el quirófano prácticas de toilette – remoción de la piel quemada y colocación de vendajes especiales – y atención de las vías respiratorias afectadas por inhalación de humo caliente. El joven, que fue padre el año pasado, fue asistido en una primera instancia por sus hermanos y luego acompañado por su madre, quienes esperan expectantes su evolución ante un pronóstico reservado.

Incendio arroja saldo de un joven grave y 100% de pérdidas en varias viviendas y oficinas
Detrás del cerco metálico, del lado derecho, se alcanza a ver el techo de la línea de monoambientes de alquiler, separados de la vivienda principal por un pasillo. Todo ardió vorazmente y afectó por temperatura y humo a las propiedades cercanas. Policía Científica todavía no informó qué causó semejante igneo y en un lugar en el que no se contaba con servicio de gas natural debido a que el medidor había sido retirado al menos hace un par de años.

Fallan los protocolos

La ocurrencia del incendio de la calle Juana Fadul 420 puso en evidencia que ante situaciones de emergencia Ushuaia no está preparada para enfrentarlos como se podría y debería. Y si bien en este caso puntual los bomberos y los policías, con dos agentes masculinos y uno femenino, llegaron rápidamente, la coordinación de tareas elementalísimas, brilló por su ausencia. Era notorio que por las particularidades del incendio era indispensable alertar a los moradores de viviendas vecinas que despertaran y salieran a la calle, ante el riesgo concreto de que el fuego las invadiera o lo hiciera el humo, con muy posibles resultados indeseados. Pero reinaba el silencio y recién de manera tardía, luego de un “¡vayan a golpear puertas!, los tres policías respondieron y salieron corriendo a cumplir con la orden. Antes ya lo habían hecho vecinos de las inmediaciones (entre quienes estaba la autora de esta nota). ¿Es absurdo pedirles a nuestros bomberos y policías que cuenten en sus unidades con un simple megáfono, por ejemplo, para intervenir ante este tipo de situaciones?. Seguramente muchos responderán que es mucho pedir en un contexto económico en el que la expresión “no hay plata” se ha convertido en un lema de vida. Pero de eso se trata a la hora de hablar de seguridad: de la vida misma. Ojalá se tenga en cuenta.


Edición:
Diario Prensa