Provinciales

Hurto, persecución y detención… pero fue todo un mal entendido

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CONFUSO EPISODIO OPACO LA CELEBRACION DE PENITENCIARIOS QUE FESTEJABAN SU DIA, DESPUES DE DIEZ AÑOS DE NO PODER HACERLO.

Once integrantes del Servicio Penitenciario fueguino terminaron amargamente su noche de festejo detenidos en una comisaría policial, de la que finalmente sus superiores los retiraron, libres de culpa y cargo por haberse todo tratado de un lamentable equívoco.

Después de pasar una amena velada de celebración en el local de eventos La Diosa, sito en avenida Perito Moreno 2447, la familia de los penitenciarios provinciales comenzaron a retirarse tranquilamente de las instalaciones a alrededor de las 4 de la madrugada de ayer. La noche del sábado había sido especialmente organizada para festejar todos juntos, después de diez años de no haber podido hacerlo, el aniversario de la institución a la que pertenecen.
Fue en ese momento en que el propietario del establecimiento se percató de un faltante de dinero en la caja, sospechando que un grupo de penitenciarios que se acababan de retirar del local, podían ser los autores de la sustracción.
El hombre subió a su vehículo y comenzó a perseguir a distancia a un automóvil Toyota 86 y a una camioneta Chevrolet Captiva, ambos rodados de color gris, mientras llamaba por teléfono a la Policía para comentarles sus sospechas
Aproximadamente a las 6 de la mañana y en calle Magallanes, una comitiva policial interceptó a los rodados en los que se desplazaban los penitenciarios, comenzando a aplicar el protocolo de rigor. De tal manera, los ocupantes de los dos automotores fueron informados por los policías que se encontraban detenidos, siendo trasladados en patrulleros a la guardia del Hospital Regional Ushuaia en donde fueron examinados y sometidos a alcoholemias, como paso previo a ser entregados a sus superiores para después ser alojados en los calabozos.
De tal manera, se encontraron en la imprevista e incómoda situación, hombres y mujeres de distintas jerarquías, desde la inicial a oficiales mayores, de apellidos Blanco, Zapata, Mendiola, Pacheco, Rodríguez, Wird, Salvatierra, Humond, Nahuek, Montaño y Santander. Del test de alcoholemia resultó que varios de ellos habían consumido alcohol, lo que era lógico porque acababan de salir de un festejo, pero ninguno de ellos se encontraba al volante de los dos vehículos interceptados.
En plena sustanciación del hecho, del que ya había tomado intervención la Justicia, se presentó el propietario del local bailable para manifestar que todo se había debido a un error, a una confusión y que no deseaba radicar ningún tipo de denuncia.
Los 11 penitenciarios entonces fueron “entregados” a un superior de mayor jerarquía y antiguedad, al que se lo convocó a la Comisaría 1era., a fin de proceder a la firma del acta correspondiente, luego de lo cual todos pudieron irse a sus casas a dormir.
Consultadas autoridades de la institución si se iba a iniciar algún tipo de actuación administrativa interna, la respuesta fue negativa: “Acá no existió la comisión de ningún tipo de delito, ni peleas, ni resistencia a la autoridad ni conductores que hubieran estado manejando con alcohol en sangre, por lo tanto no corresponde que se inicie ningún tipo de investigación porque no hay hechos reprochables que sancionar”.

PENITENCIARIOS CON MUCHAS DUDAS“Acá pudo haber más que una confusión”Diario Prensa dialogó con algunos integrantes del Servicio Penitenciario que estuvieron la noche del sábado último en el local bailable La Diosa.
Con pedido de no revelar sus identidades, los entrevistados consignaron: “La verdad es que estamos muy amargados porque nunca nos imaginamos que las cosas iban a terminar así. Todo transcurrió tan bien, disfrutamos tanto todos juntos, la pasamos de un modo fenomenal que era impensado que no pudiera terminar todo tranquilo, con todos descansando, felices ”.
Consultados sobre cómo se produjeron los hechos, respondieron que “nos fuimos retirando en la madrugada de ayer domingo, cada uno en su vehículo. Nos organizamos para que hubiera dos personas que no tomaran bebidas alcohólicas para llevar a sus casas a varios de nosotros. Lo que nunca nos imaginamos es que podían acusarnos de haber sacado plata de la caja del local. No lo podíamos creer…”.
Finalmente, los penitenciarios cargaron contra la Policía: “Nosotros creemos que acá hay algo más. Podemos entender que el dueño de La Diosa se haya confundido y que después lo aclarara, pero los policías procedieron con nosotros como si tuvieran la seguridad de que éramos autores de lo que se nos acusaba. La verdad es que no lo queremos pensar, pero nos preguntamos si la pica que folclóricamente existe entre los policías y los penitenciarios en este caso no influyó en algún modo…”

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