Reflexiones en Cuarentena
“Casi como una paradoja… hay ocasiones en las que celebrar la vida significa poder tomar distancia de los seres queridos para cuidarse y cuidar al otro.”
Lic. Jorge Eduardo Catelli, psicoanalista argentino.
Din don dan, din don dan, llega Navidad… ¿Pero cómo? Estamos desesperados porque este 2020 quede atrás, aunque el 31 de diciembre la pandemia no se termine. Simultáneamente, el ritmo vertiginoso que la pandemia impuso a la noción de tiempo, hizo que planificar las vacaciones de verano a pocas semanas del inicio de la temporada, sea una tarea casi para futurólogos.
Unas fiestas diferentes
Las góndolas de los supermercados ya empiezan a llenarse de rojo, verde y dorado, que colorean los árboles y adornos de un fin de año muy distinto. La navidad es una celebración que suele estar asociada a significantes como unión, familia, compartir, pero esta pandemia nos obliga a repensar las fiestas y los modos en que solemos festejar.
Un breve recorrido por lo que fueron los últimos meses, augura unas fiestas con muchas restricciones y cuidados. En tal sentido, es probable que pasemos unos festejos sin juntadas ni brindis, más que del grupo familiar conviviente. Por más extraño que pueda parecernos, el mejor regalo de este año será cuidar a nuestra familia, y hacer llegar nuestro afecto a la distancia, sin ponernos en riesgo.
Un denominador común de este año fue la imposibilidad de planificar. Y esto, toma más vigencia al pensar en las celebraciones de fin de año o el receso de verano, momentos, que en general, implican una organización previa. Muchos fueguinos habitúan viajar para las fiestas, para compartir con sus familias, lo que significa en algunos casos, sacar pasajes con varios meses de anticipación, por los costos que se manejan y los turnos en el trabajo. Sin embargo hoy nos encontramos con que nada de eso podemos definirlo ahora. Esta imposibilidad de prever a corto plazo hace que planificar a dos meses parezca una eternidad.
A la hora de organizarnos debemos valorar no solo la situación de nuestra ciudad y provincia, sino adicionalmente la del lugar de destino. Las restricciones y medidas de prevención varían considerablemente entre cada lugar. Con la rapidez en que cambia la situación epidemiológica, también está el temor a tener complicaciones y no poder regresar a tiempo para el retorno a las actividades laborales.
Al mismo tiempo el hecho de viajar para compartir las fiestas con familiares, conlleva una exposición en el traslado y un riesgo de contagiar a quiénes visitamos. Lejos de buscar plantear un panorama pesimista, creo que sí debemos “poner los pies en la tierra” y tener un criterio realista a la hora de pensar cómo pasaremos esos días.
Fin de año es también un momento en el que solemos hacer balances y replanteos. Pensamos en los meses transcurridos y proyectamos cómo queremos que sea el próximo periodo. Si bien el balance de este año es sin dudas complejo, no debemos hacerlo en función de lo que eran nuestras expectativas de hace un año atrás, sino de lo que fue la realidad, y lo que pudimos hacer, que seguramente fue mucho más de lo que pensamos. Suelo escuchar a personas que ven el 2020 como “un año perdido”. Lejos de serlo, fue un año en el que aprendimos otras cosas y debimos hacer un esfuerzo psíquico importante para elaborar lo sucedido. Creo que debemos ser más amables con nosotros mismos y no pretender haber cumplido con objetivos pensados en y para otro contexto.
Vacaciones de verano 2021
Los que tenían la suerte de viajar cada año para sus vacaciones, se encuentran con un verano lleno de incertidumbres. Esto se incrementa cuando vivimos “en el fin del mundo”. A la hora de planificar vacaciones, hay limitaciones, especialmente en lo que hace al transporte, propias de vivir en una provincia austral e insular, que generan dificultades “extras” en tiempos de pandemia.
La otra gran limitante de las próximas vacaciones es claramente el factor económico. Más allá de las particularidades de cada familia, podemos decir que el COVID arrasó también con varios sectores, como el comercio y el turismo, por lo que vendrán unas vacaciones más austeras.
En tal sentido, muchos han optado por pasar un descanso tranquilo en su hogar o (en el mejor de los casos) haciendo turismo local. En este punto, tenemos la fortuna de vivir en una provincia con muchos espacios al aire libre, para disfrutar y conocer. Armarnos un plan con pequeñas escapadas, disfrutar de la naturaleza y el entorno fueguino es una hermosa opción apta para todas las edades.
Por otro lado, es importante que a pesar de todo, podamos hacernos un espacio para el descanso y el disfrute. Luego de un estresante 2020, el tiempo de esparcimiento devino en una necesidad. Además, este corte en el tiempo imprime una discontinuidad, de lo que viene pareciendo un estado continuo de agotamiento.
Estamos cerrando un año difícil, lleno de duelos y cambios a los que nos vimos obligados a adaptarnos, pero cuando alcemos las copas, por primera vez, el mundo va a compartir un mismo deseo. El periodista Alejandro Horvat, citando al psicoanalista argentino Lic. Jorge Catelli, señaló: “Casi como una paradoja… hay ocasiones en las que celebrar la vida significa poder tomar distancia de los seres queridos para cuidarse y cuidar al otro.”
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