Provinciales

“¡Exigimos a la Justicia que condene al asesino de nuestro hijo…!”

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Omar Prada y su esposa, padres de Claudio Prada, asesinado en Ushuaia el 19 de junio de 2009, siguen pidiendo que se haga justicia.

Claudio Prada fue ultimado de un tiro en la cabeza cuando regresó a su casa, en el barrio Río Pipo, por sicarios que arribaron desde Santa Fe, en lo que se consideró un ajuste de cuentas por narcotráfico. Por ese hecho hubo tres juicios. Uno fue anulado, en el segundo se condenó a los autores materiales y en un tercero, se juzgó al presunto autor ideológico, Diego “Diente” Pérez, al que se le concedió el beneficio de la duda. Uno de los implicados, de apellido Zapata, continúa prófugo. El 11 de noviembre se cumplieron 5 años de celebrado el último juicio.

Los padres de Claudio Prada, enviaron a Diario Prensa Libre, una carta abierta a la comunidad, en la que continúan reclamando justicia, tal como vienen haciéndolo desde hace muchos años. Omar Prada está fuértemente vinculado a Tierra del Fuego porque fue uno de los primeros legisladores del Territorio Nacional, en el período 1983 a 1987, además de contar con familiares que continúan residiendo en Ushuaia. El matrimonio se encuentra radicado actualmente en el norte del país.
La carta:
“Aún esperamos el nuevo juicio al «Diente” Pérez. Parece que el Superior Tribunal no ha tenido tiempo de preparar otro juicio, con jueces competentes y sin compromisos. Seguiremos esperando, aunque nosotros, sus padres, ya estamos muy grandes, queremos ver al “Diente” preso, cómo debió estar desde hace más de 10 años. Esta es la justicia argentino – fueguina. Y una vez mas debemos decir: “Perdón, hijo querido», no pudimos cumplir con lo prometido, de que se hiciera justicia por vos. Han pasado muchos años en los que trabajamos para lograr esa justicia que no llega. Esta vez no nos culpamos. Tu familia se esmeró y esforzó en cada paso, sobre todo yo, tu padre, que con 70 años, no dejé un solo día de trabajar en esto. Hasta llegué a cruzar la frontera con Brasil, a contactarme con los consulados argentino y brasilero, me comuniqué a diario con el cónsul de San Salvador de Bahía y con la Cancillería. Allí me informaron, que a esta persona, a “Diente” Pérez, lo buscaban porque tenía deudas con la justicia de ese lugar, por la muerte de un socio de él. Seguí día tras día los pasos de quien nos dijeron, decidió tu muerte.
Como corresponde esperábamos la extradicción, pero creo que su astucia lo hizo regresar a la Argentina, donde sabía serían más benevolentes. Aún con tanto peso en nuestras mochilas,decidimos esperar y confiar en un Tribunal que nos decepcionó y decidió darle al “Diente” Pérez el beneficio de la duda. Siete años esperamos y esperaron para decidir algo que suena tan liviano como la «duda». Para ellos fue una muy fácil decisión. No se jugaron a buscar la verdad. No se interiorizaron en la causa. No les importó nada. Tampoco que el acusado, se declarara ante el Tribunal narcotraficante.

“¡Exigimos a la Justicia que condene al asesino de nuestro hijo…!”
Diego «Diente» Pérez

No lo podemos creer. Y como si todo fuera poco, su defensor es un asesor del Poder Legislativo que se jactó de estudiar la causa durante 7 meses, con sueldos del Estado que pagamos todos y usando todos los ardides posibles. En cambio, Cristian Prada, querellante y hermano de la víctima,fue dejado sin trabajo, por la gran Justicia fueguina, luego de haber rendido y ganado un concurso como prosecretario. Cristian fue nombrado y luego despedido por el solo hecho de ser hermano de la víctima. ¿A qué está jugando la Justicia fueguina, que ejerce todo el peso en inocentes y declara la duda a los culpables?.
Durante todos estos años nos guiamos por lo que la jueza Cristina Barrionuevo, investigadora de la causa y la policía que intervino, nos dijeron. No investigamos más porque fueron ellos quienes determinaron quienes fueron los únicos capaces de matar a Claudio. Y en esa línea seguimos porque sabemos que el trabajo investigativo que hicieron fue hecho con seriedad e Idoneidad, arriesgando la vida de sus propios agentes. Por eso merecen todo nuestro reconocimiento y respeto. Para quienes no estén al tanto de lo acontecido, recordamos que en el primer juicio realizado liberaron a los tres asesinos de nuestro hijo por falta de pruebas. Gracias al trabajo de la querella se demostró que eran culpables y fueron condenados en un nuevo juicio. En esta tercera instancia se logró aprehender al ideólogo del crimen, que estaba profugo. Y entonces nuevamente el Tribunal puso en evidencia su incompetencia, si fuera esa la palabra correcta a emplear. Inevitablemente la pregunta que surge es ¿Por qué siempre que se trata de juzgar a gente relacionada con el narcotráfico los jueces terminan usando la palabra “duda” y liberan a los imputados?.
En la misma causa, él mismo “Diente” admitió que los tres asesinos estuvieron en esos días en Ushuaia y que los fue a buscar al aeropuerto de Buenos Aires, cuando regresaron de cometer “el hecho”.
Si todavía alguien tiene dudas, los invito a ir al cementerio para ver si nuestro hijo realmente está o no está muerto, o si todo es un sueño y nada de lo que relatamos ocurrió…
Hoy a la Justicia de Tierra Del Fuego, volvemos a decirle: que nunca más haya un Tribunal constituído por jueces incompetentes, sin dedicación a su trabajo. Les exigimos nuevamente que condenen al asesino de nuestro hijo Claudio. ¿Cuántos años más quieren que sigamos esperando? ¿Cuánto tiempo más se van a tomar para ubicar al prófugo en la causa, Zapata, del que parece se olvidaron?. Zapata fue la mano derecha del “Diente”, además de ser su empleado y fue quien entregó a Claudio. ¿O también tendremos que salir a buscarlo nosotros, sus padres?.
Hemos prometido a nuestro hijo que habrá justicia para él y así será. Sabemos la verdad. Y no pararemos hasta que todos la conozcan.
Por Clau, ¡seguiremos luchando!”.

Los hechos

Todo comenzó con la contratación de Mauricio Fontana, un conocido capitán de veleros de Ushuaia, por el español Marcelo Fabián Belis, para llevar un velero de 12 m, de nombre “Blas María”, desde el puerto de San Fernando, Argentina, hacia el puerto de Barcelona, España, en junio de 2008.
Luego de aceptar la propuesta por parte del supuesto empresario español, Fontana contrató como tripulante a Claudio Prada, con quien mantenía una amistad de varias décadas. Juntos viajaron a Buenos Aires y una vez preparada la embarcación para la travesía hacia el viejo continente, el 3 de junio de 2008 desde el puerto de San Isidro iniciaron la travesía teniendo como primer destino la ciudad de Río Grande do Sul, Brasil.
Luego de veinte días de navegación llegaron a la ciudad de Porto Seguro. Allí Fontana descubrió durante unas tareas de mantenimiento un compartimiento oculto en la sala de máquinas, donde había una gran cantidad de paquetes de cocaína. Inmediatamente- según el relato del propio Fontana frente a los jueces- se comunicó con el propietario del velero para increparlo por el engaño del que él y Prada habían sido objeto.
La comunicación fue infructuosa por lo que decidió junto con Prada, ocultar en tierra la cocaína, que se estimó en los 100 Kg.
Viajaron a la ciudad de Ilhéus, distante a unos 200 Km de Porto Seguro y en un sector despoblado Claudio Prada enterró las bolsas con cocaína, marcando con un GPS) el lugar. Luego de eso dejaron el velero en un club de yates de esa ciudad y viajaron vía aérea hasta el sur de Brasil. Posteriormente se trasladaron en micro hasta Buenos Aires.
Una vez en Capital Federal, Fontana y Prada tomaron caminos distintos por seguridad, dado que no sabían cómo iba a reaccionar el dueño de la droga abandonada. Por eso decidieron ir cada uno por su lado pero sin perder el contacto telefónico. Prada se fue a Córdoba y Fontana regresó a Ushuaia.
Fontana perdió el contacto con Prada y recién luego de varios meses se enteró por un amigo de él que estaba en Brasil con Diego “Diente “ Pérez. En ese momento, -siguió diciendo Fontana en el juicio- se dio cuenta de que Prada había retornado a Brasil junto con el “Diente”, al lugar en donde estaba oculta la droga para -supuso- comercializarla.
Pasados unos meses Prada retornó a Ushuaia, se encontró con Fontana y le confesó que le había dado la droga a “Diente” Pérez para obtener unos 100.000 euros de ganancia.
Prada viajó nuevamente a Brasil a encontrarse con “Diente” para reclamarle el dinero de la venta de la droga y sin lograr su cometido, regresó al país. Al retornar a Argentina pasó unos días con su familia en la ciudad de Mar del Plata. En esa oportunidad le contó a su hermano Cristian la historia del velero, la droga y la comercialización que trató de llevar adelante con Pérez y que concretó a medias. Claudio le dijo a su hermano que “estaba con miedo” por lo que le podía pasar como consecuencia de haberse quedado con los estupefacientes.
Luego de unas semanas regresó a Ushuaia, en donde le dijo a varias de sus amistades más cercanas, de su preocupación. Afirmaba “me van a venir a buscar para matarme”.
Claudio Prada, les habría comentado a sus hermanos Cristian y Damián, que “Diente” Pérez lo había llamado desde Brasil para advertirle que no regresara a ese país porque los dueños del velero lo estaban buscando.
Se supo que le dio inclusive a su amigo “Lechu” Torres, un CD conteniendo fotos en las que se los ve a “Diente” Pérez y a Prada, posando con la droga mejicaneada.
A las pocas semanas se confirmaron los temores y Claudio Prada apareció asesinado en su vivienda, el 19 de junio de 2009.
(Del expediente judicial, publicado en 2010 por Diario Prensa Libre).

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