La increíble pero real controversia sucede desde hace unas semanas en la comisaría Quinta de Río Grande, donde la suboficial denunció que es víctima de permanente persecución de parte de sus superiores, llevando incluso el planteo ante la Unidad Regional Norte que hace dos semanas no toma medidas al respecto.
El 26 de noviembre pasado, una cabo de apellido Téves de la fuerza policial provincial, de 36 años; denunció que el día anterior tuvo inconvenientes en el cumplimiento de un servicio de recargo, como corolario de una serie de inconvenientes que viene sufriendo en el ámbito laboral.
La efectivo policial realizó esa jornada -25 de noviembre- dos servicios extraordinarios, un servicio de adicional en el IPV y luego se apuntó para un servicio de recargo debiendo custodiar a un imputado de Violencia de Género.
La superposición de ambos servicios la llevó a tomar unos minutos tarde el recargo en horas de la tarde, situación de la que –según denunció- anotició.
El servicio que debía realizar en Chacra XIII finalmente lo inició en el juzgado donde el imputado de mención tenía una audiencia, y luego debió acompañarlo al exterior de un domicilio en calle Anadón, donde debía mantener la custodia del mismo, siendo dejada allí a pie y sin móvil.
Al superar el horario del recargo se comunicó a la comisaría Quinta, donde presta funciones, siendo notificada de que su relevo fue demorado en razón de haber tomado tarde aquel recargo. Una vez relevada se dirigió a la comisaría Tercera del mismo barrio de Chacra II y radicó la correspondiente denuncia por “hostigamiento y persecución laboral”.
Increíbles antecedentes
La efectivo policial denunció allí que este episodio no resulta aislado y lo enmarcó en una serie de inconvenientes laborales que viene teniendo desde un tiempo atrás por un particular llamado de atención que le fuera hecho.
En ese sentido marcó el 8 de noviembre como la fecha en la que recibió una advertencia; que debía presentarse “más presentable al servicio”, comunicado ello por su inmediata superior que además manifestó; “exhibía demasiado los pechos, y que dicha directiva había sido impartida por los Jefes”.
La mujer denunció desde ese momento “viven persiguiéndola y llamando la atención por cualquier asunto, diferenciando el trato recibido por parte de éstas -autoridades- con el resto del personal”.
En la denuncia plasmó que previo a la denuncia se reunió con el comisario Marcelo Guerrero, jefe de la Unidad Regional Norte, para transmitirle estos inconvenientes. Guerrero prometió semanas atrás una solución, pero en este como en otros diversos asuntos, la conducción policial en Río Grande no solucionó nada, derivando en este nuevo escándalo.
La mujer señaló en la denuncia que incluso desde esa reunión los controles sobre su desempeño se han acentuado, y que incluso hay otros efectivos de la comisaría Quinta de testigos respecto de una reunión donde fue tema de conversación que “debía llevar ropa más holgada”, orden que fue trasladada por un efectivo policial al que identificó y propuso como testigo.
Por todo ello en la denuncia policial radicada imputó de “hostigamiento” y “persecución laboral” al Comisario Cortéz de la comisaría Quinta, así como a una Auxiliar y a una Sargento Primero, inmediatas superiores suyas de la misma comisaría.
Resumen policial