El hecho tuvo una derivación cómica al quedar de relieve que el can del sacerdote se llama “Nerón”, el mítico emperador romano que persiguió a los cristianos…
Las feligresas, que habían participado de la misa, aprovecharon que el padre Ramón estaba de espaldas dialogando con otras personas para alzar el caniche toy blanco y llevárselo con disimulo. Las descubrieron por las cámaras.
Desde la parroquia Nuestra Señora de la Merced, sita en la esquina de San Martín y Don Bosco, se denunció públicamente éste lunes 14 de febrero, que al finalizar la misa, “alguien” sustrajo el lanudo perrito blanco de los presbíteros, que suele amistosamente entremezclarse con los feligreses después del culto.
Gracias a que el salón eclesiástico posee cámaras de seguridad, rápidamente se pudo descubrir cómo “Nerón” desapareció de un segundo para el otro.
En un comunicado emitido por la institución religiosa se informó que “Se robaron a Nerón. La señora que se ve en el video (y cuya imagen está a disposición de quien la requiera en mejor calidad) se robó el perro de los curas dentro de iglesia y al terminar la misa. ¡Una vergüenza!. Señora… esas cosas no se hacen ¿A qué viene a la Iglesia?. ¿No entendió nada?. Mis saludos. Padre Daniel y comunidad parroquial».
En las filmaciones se puede ver claramente cómo dos mujeres retrasan su salida de la iglesia mientras observan entre las piernas de las personas que caminan hacia la puerta, a la pequeña mascota, sobre la alfombra roja de la nave. En un momento determinado, una de ellas, joven y de pelo oscuro, vestida con una camisola clara y calzado deportivo, se agacha para agarrar al manso animal, lo carga y luego se lo entrega a otra mujer mayor, de pelo corto y blanco, vestida con una campera de color roja, cartera negra y bufanda blanca. Juntas pasan al lado del padre Ramón, que estaba de espaldas, y se robaron el canichito de la Casa de Dios, en donde habían momentos antes habían participado como buenas cristianas, de la misa… y quizás hasta habían comulgado.
El hecho tuvo final feliz porque otros feligreses, ni bien los curas dieron la voz de alarma sobre la ausencia de “Nerón”, examinaron las grabaciones de las cámaras, identificando a las ladronas. Enseguida fueron a golpearles la puerta, respondiendo con toda caradurez la de mayor edad, que “lo había encontrado”…
Ante semejante episodio, no se puede más que exclamar: ¡Dios mío…!.
Fuente: Diario Prensa