El gobernador Gustavo Melella ha resonado en las últimas horas por sus declaraciones en torno a la necesidad que expresó de formar parte de un solo espacio político de unidad con La Cámpora y el PJ de cara a las próximas elecciones. Aunque la idea es resistida desde el núcleo oficialista de la provincia (FORJA y MOPOF), el exintendente de Río Grande está ansioso por concretar su pase definitivo al Frente de Todos.
Sin ningún tipo de identidad política, Melella formó parte de las gestiones del Ingeniero Jorge Martín cuando se encontraba al frente del Municipio de Río Grande. En 2011 y tras una larga espera, de la mano del propio Martín y mediante la Unión Cívica Radical, Gustavo Melella se convertiría en intendente de Río Grande, sucediendo a quien había ocupado el cargo por 12 años.
La cuestión con la UCR se puso complicada y, en un momento dado, previo a las elecciones del 2015, Melella decidió cambiar de rumbo y unirse al Frente Para la Victoria, acompañando la candidatura de Rosana Bertone a la gobernación de la provincia y él, obviamente, candidato a retener la intendencia de la ciudad.
Los planes salieron conforme lo ideado: Melella logró reunir el apoyo de los peronistas y, cambiando radicalmente de vereda, fue reelecto intendente de Río Grande.
Lo sorpresivo ocurrió apenas iniciado el año 2016, donde inmediatamente comenzaron a viralizarse a través de grupos de WhatsApp y en redes sociales imágenes de «Gustavo 2019». Así como lo leen y para los que se olvidan: apenas Melella renovó su mandato en la intendencia, pensaba en la candidatura a la gobernación.
Con este nuevo propósito, Melella se desprendió de la figura de Bertone y comenzó su propio camino. Acompañó y recibió siempre a Macri para conseguir financiación de Nación mientras éste era presidente. Sin embargo, por redes sociales y en cada nota periodística intentaba alejarse del expresidente con tal de no quedar «pegado» a la mala gestión.
El 2019 se acercaba y Gustavo Melella necesitó hacerse de nuevos socios políticos. No tuvo mejor idea que acercarse al Movimiento Popular Fueguino. Con figuras fuertes como Urquiza, Löffler y Villegas, el actual aspirante a la gobernación diagramó una fórmula política que, sumado al voto castigo de los fueguinos y con promesas de campaña que no se han vuelto a mencionar jamás, llegó a Casa de Gobierno de Ushuaia, aunque mucho allí no se lo ve.
Las rispideces con los miembros del MOPOF se notaron desde el día uno, espacio desde el cual cada vez que pudieron, metieron bocado y le marcaron la cancha a Melella sobre cómo debía gestionar. Incluso, en el dia de la asunción, la vicegobernadora de la provincia leyó un discurso -algo inédito- y hasta sostuvo el bastón de mando con el propio gobernador.
Ahora, con un 2021 pesado luego de una pandemia mal administrada, con más errores que aciertos y responsabilizando a la ciudadanía cada vez que se pudo, Melella intenta acercarse al espacio nacional que ignoró en 2019 y al cual ni siquiera recomendó votar.
En 2019 Melella pregonaba que la gente «votara al candidato a presidente que quiera». Claro, las nuevas necesidades y la gran caída de su imagen positiva generaron una espece de desesperación en el Mandatario fueguino que, incluso, logró que hablara el exvicegobernador Arcando, desaparecido a lo largo de toda la pandemia y con ganas de agarrar alguna sobra en este año electoral.
Aún no se sabe si el espacio del Frente de Todos aceptará a Melella y si se conformarán dos listas o una sola, pero lo cierto es que una vez más, el gobernador de Tierra del Fuego estará dispuesto a dejar sus livianas convicciones a un lado, con tal de no pasar vergüenza en las urnas.
¿Cuál será el próximo destino de Melella?
Fuente: tdf al día