Mundial de futsal.
En un desenlace dramático, Portugal derrotó 2-1 a la albiceleste en la final de la Copa del Mundo Lituania 2021 y dejó a la Argentina con el segundo lugar del podio. La tempranera expulsión de Borruto, los goles de Pany y la actuación de Bebe, las claves de un resultado histórico.
“Lo único que quiero es Argentina campeón y sumar otra estrella”, era el grito de guerra de este grupo de jugadores que cambió la historia en Colombia. Vaya si estuvo cerca, a un palo de distancia, de llevar el partido a la prórroga.
Los dirigidos por Matias Lucuix dejaron todo en cancha y fueron superiores a un Portugal que aprovechó los momentos. El balance de aciertos y errores, propios y ajenos, alguna jugada de dudosa sin sanción y otras sin nada que objetar, decantaron en un Portugal que acabó imponiéndose por 2-1 para coronarse campeón del mundo por primera vez en su historia.
La frutilla del postre para un Ricardinho que vuelve después de una dura lesión, la confirmación del campeón europeo como potencia seria en este deporte y el cierre de carrera para muchos de esta generación dorada.
En un trámite bastante cauteloso por parte de ambos durante la primera mitad de la etapa inicial, empezaron a llegar las oportunidades para los dos equipos con buenas intervenciones de los arqueros.
No queda espacio a interrogante que el momento trascendental del encuentro es el puñetazo innecesario de Tity Borruto a Ricardinho, con expulsión VAR mediante del atacante nacional.
En superioridad numérica por dos minutos, Argentina ajustó la defensa en espacios libres de la mejor forma y casi cumplió el total del tiempo en dicha condición, hasta que Pany dribleó a Rescia y desenfundó cruzado entre las manos de Sarmiento para el 1-0.
Desde allí al cierre de la primera mitad se vio a un equipo argentino que lo fue a buscar, con Brandi como su bandera, pero siempre chocando con la seguridad de Bebe en el arco portugués.
Erick entró endemoniado en el arranque del complemento con una maniobra excelsa que el travesaño impidió que se convierta en el 2-0 y las apariciones de Sarmiento se volvieron cada vez más importantes.
Para colmo, Portugal le sacó provechó a un córner donde Pany la calzó de volea para poner el 2-0 y cuando todo se esfumaba fue Angel Claudino el que nos devolvió la ilusión con una jugada maradoneana que se clavó irresistiblemente en el arco de Bebe.
Con el envión anímico los campeones defensores fueron a buscar el empate y la más clara estuvo en los pies de Matias Edelstein. El jugador de Hebraica quedó de frente al arco tras un rebote de Bebe y con todo un país cargando la garganta para gritar la igualdad, lamentablemente la definición del argentino se fue ancha.
Ya en la recta final, la Selección planteó una formación de pura vocación de ataque con los zurdos Cuzzolino y Basile, Claudino para el uno versus uno y Brandi para la disputa física con el apercibido André Coelho.
Pudo ampliar Portugal, Argentina no mermó en su insistencia, probó a Taborda en el ataque de cinco, movió la pelota y encontró una clara mano dentro del área.
Cuando parecía que iban a cobrar penal, los jueces dictaminaron que la mano no era causante de la pena máxima y promulgaron el siga-siga para la sorpresa de todos.
Pocos minutos tuvo en la final Kiki Vaporaki, el fueguino, siendo desequilibrante en el uno para uno y quedando mano a mano ante Bebe promediando el segundo tiempo, pero chocando con la gran figura del arquero luso.
Entró Edelstein de arquero jugador, Claudino quedó mano a mano, salvó Bebe y en la última fue el “Cerebro” Santi Basile quien desenfundó y su zurdazo se estrelló en el palo. El reloj marcaba 1 segundo. No quedó tiempo para más.
Orgullo para un equipo con todas las letras. Argentina fiel a su estilo lo buscó, quiso y quedó en la puerta de encontrarlo.
Subcampeones del mundo, corazón de oro.
Diario Prensa