Granizo, producción de Netflix en la Argentina protagonizada por Guillermo Francella y dirigida por Marcos Carnevale, se transformó en el contenido local más visto el pasado fin de semana. También se ubicó primero en casi todo América Latina. Qué implica el suceso.
No se saben aún los números reales de audiencia (y Netflix no es precisamente una firma que los entregue con frecuencia) pero sí es posible afirmar que la jugada de Granizo rindió al gigante del streaming. La película argentina protagonizada por Guillermo Francella y dirigida por Marcos Carnevale (ya habían hecho juntos Corazón de Léon, éxito en cines) se ubicón cómodamente en el primer puesto de audiencia para la plataforma en la Argentina y en dieciséis países de América Latin, específicamente en mercados importantes como el gigante Brasil. Y también estuvo en el top ten de países europeos y de otros territorios. Una de las noticias alrededor de Granizo es que tuvo muy malas críticas en redes sociales. Pero suele ser así con los productos nacionales en sus países de origen, así que es mejor pasar por alto esa novedad y concentrarnos en qué significa esto.
En primer lugar, la apuesta de Netflix, con generoso presupuesto -impensados hoy para la producción local- de hacer contenidos de y en cada territorio rinde frutos. En ocasiones, incluso, la posibilidad de que el estreno sea en simultáneo en prácticamente todos los países donde la firma tiene presencia permite crear un nuevo campo de circulación para productos que, por su origen y las dificultades de la distribución internacional en salas dominada básicamente por los estudios de Hollywood, tienen poca posibilidad de traspasar las fronteras. No fue el caso y eso implica un buen negocio.
En segundo lugar, y por los mismos motivos, crea una especie de star-system internacional del que son partícipes tanto Guillermo Francella como Gerard Depardieu (protagonista de la exitosa serie rodad en Francia Marsella) o Ryan Reynolds, que además de sus roles en pantalla grande tiene un contrato con Netflix y sus tres películas a la fecha resultaron muy bien de público para la firma (El proyecto Adam, Red Notice y Six Underground). Netflix está recreando, en los tiempos digitales, la manera de trabajar del viejo Hollywood. Solo que en lugar de tener exclusividad con las estrellas, se queda con los derechos exclusivos -y no licencia a terceros- de todo lo que produce.
Esto afianza todavía más el viraje de gran parte de la producción de cine internacional al campo de la pantalla hogareña o portátil, y los resultados en ese sentido son por ahora imprevisibles en lo estético y poético, aunque no así en lo económico. Ahora que la competencia entre plataformas se estabilizó o tiende a estabilizarse, lo que antes era la guerra por «marcas» (quién tiene más exclusividades) ahora se convierte directamente en la batalla por el contenido. Y la estrategia internacional de Netflix parece ser la más acertada. Si se ven los nombres involucrados en Granizo, se percibe que son de los más taquilleros en la Argentina y en el mercado hispanohablante.