Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano (1770-1820), para todos sencillamente Manuel Belgrano , dejó una ingente descendencia que llega hasta nuestros días. Eslabones de ese linaje, de quinta y posteriores generaciones, mantienen vivo el recuerdo del prócer y algunos comparten con LA NACION qué representa ser un Belgrano hoy.
La familia Belgrano es fruto de los vínculos que unieron a Don Manuel con dos mujeres : María Josefa Ezcurra y María Dolores Helguero . La primera, hermana de Encarnación Ezcurra, más tarde esposa de Juan Manuel de Rosas, conoció al ilustre general a principios del siglo XIX al acompañar a su padre, Ignacio de Ezcurra, al Consulado dirigido por Belgrano. Por dictamen paterno, la joven se casó con un primo procedente de Pamplona, que retornó solo a la Península tras la Revolución de Mayo. Tras ello, María Josefa se reencontró años más tarde con Belgrano, en tiempos en que estaba al mando del Ejército del Norte. Fruto de esa unión, nacería en 1813 Pedro Pablo , de cuya crianza se encargarían sus tíos, Encarnación y Rosas, y que crecería llevando los apellidos Rosas y Belgrano.
María Dolores Helguero, nacida en Tucumán, se casó también por voluntad paterna con un hombre al que presumiblemente no quería. Más tarde, éste la abandonaría y sería a partir de entonces cuando el vínculo con Manuel Belgrano se concretaría. De esa relación, también extraoficial, llegaría al mundo en 1819 -un año antes de la muerte del general- su hija Manuela Mónica , a quien terminaría legando cierta parte de sus bienes.
De ambos descendientes del vencedor de Salta y Tucumán, se extiende una enorme progenie, tanto portadora del apellido patrio así como de otros con los que los distintos integrantes se fueron enlazando.
Varios descendientes del ilustre antepasado trabajan (o han trabajado) en la divulgación de sus ideas, acciones y pensamiento a través de distintas instituciones y proyectos. Manuel Belgrano, chozno nieto de forma directa por la rama de Manuel Mónica y quien ha bautizado a su hijo con el nombre completo del general, Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús, preside el Instituto Nacional Belgraniano. En anteriores conmemoraciones del Día de la Bandera, Manuel se ha referido a su parentesco y ha recordado cómo, en sus épocas de estudiante, cada vez que pasaban lista, toda la clase se daba vuelta para mirarlo. «Hay gente a la que le llama la atención, otra que se lo toma como un chiste y otra que no lo cree», relató.
Jessica Belgrano: «Me preguntaba cómo Belgrano le caía bien a todo el mundo»
Chozna de Pedro Rosas y Belgrano, Jessica Belgrano (48) cuenta que desde muy chica, al pronunciar su nombre, siempre le llegaba un mismo comentario: «¡Qué honor llamarse Belgrano!». En la escuela le enseñaban que su antepasado había sido el creador de la bandera, que había ganado y perdido batallas y que había muerto pobre, ante lo cual ella se preguntaba si eso era realmente un honor. Al mismo tiempo, apreciaba cómo desde las posturas más conservadoras hasta las más revolucionarias sentían admiración por esta figura nacional, lo cual la llevaba a hacerse preguntas. «¿Cómo un político tan comprometido con la fundación de la patria había logrado caerle bien a todo el mundo?»
figura nacional, lo cual la llevaba a hacerse preguntas. «¿Cómo un político tan comprometido con la fundación de la patria había logrado caerle bien a todo el mundo?»
Sobre esto, analizaría luego: «Entendí que la historia oficial se había encargado de seleccionar qué ideas y qué acciones de Belgrano trascenderían a la posteridad y cuáles no. Descubrí que no me habían enseñado que detrás de la bandera había un proyecto de país: ideas de igualdad, de inclusión, de unidad continental, de industrialización y de distribución de la tierra. Desde el día en que entendí que Belgrano era mucho más que la bandera comencé a sentirme orgullosa de mi apellido», señala.
Jessica participa desde 2014 en iniciativas educativas en escuelas para difundir los logros y proyectos del ilustre representante de su linaje. Para facilitar la comprensión de los estudiantes, también elaboró este año -motivada por las condiciones de la pandemia- material audiovisual explicativo disponible en la web para que el mensaje llegue a los alumnos. «Es una manera de humanizar y acercar a Belgrano a chicos y chicas -generalmente de unos nueve años- para quienes la historia es una abstracción difícil de abarcar. Para ellos y ellas, ver a alguien que se llama Belgrano y que está ahí delante y charla y cuenta y responde preguntas es muy revelador», señala.
actriz y profesora universitaria Cristina Lastra Belgrano es chozna de Manuel Belgrano y María Josefa Ezcurra, y tataranieta de Pedro Pablo y Juana Rodríguez, con quien el hijo del prócer tuvo descendencia tras contraer matrimonio. Las hijas de Lastra, fruto de su matrimonio con el actor Oscar Martínez , son, así, descendientes en sexto grado, y sus nietos, de séptima generación.
En su caso, lo vive con «profundo agradecimiento». Pertenecer al linaje, no la hace «especial», pero sí representa para ella «honrar los principios» heredados de sus ideas. «Creo que tanto mi hermano como yo, mis abuelos, mi madre y mi padre hemos honrado esos principios tanto en la casa como en la calle, el trabajo, las universidades, los teatros y los ámbitos donde nos ha tocado trabajar», agrega.
Cristina ha procurado difundir el legado a través de espacios en los que ha estado al frente. «Siendo directora del Instituto Nacional de Estudios de Teatro, que depende del Ministerio de Cultura de la Nación, hicimos toda una tarea para difundir la obra de Belgrano cuando la fecha lo ameritaba. También escribí, entre otros, el radioteatro El Curupay , que resalta el aporte de Belgrano en la economía, la educación y en distintas áreas de la cultura que no son precisamente un aspecto muy investigado de su obra, como el medio ambiente o el lugar de la mujer en la sociedad; y el radioteatro María Josefa Escurra , una mujer controvertida, que resalta la personalidad de aquellas mujeres que contribuyeron a la creación de nuestra identidad y en las luchas por la independencia».
Como ejemplo de la escasa difusión del pensamiento del héroe patrio en el ámbito medioambiental, Lastra menciona un dato poco conocido: «La Facultad de Agronomía y Veterinaria lo tiene como el primer ambientalista, algo que muy poca gente sabe». Además, cuenta que, desde su lugar, ha encabezado representaciones escénicas y debates sobre su figura en espacios como el Centro Cultural Borges, en aras de contribuir a la promoción de aspectos de Belgrano poco transitados.
Santiago Belgrano: «Durante muchos años, su historia no fue bien contada»
Santiago Belgrano, de 30 años, es pianista y compositor, y vive en Nueva York
Pianista y compositor, Santiago Belgrano (30) es nieto de Julio César, bisnieto a su vez de Pedro Rosas y Belgrano. De la línea de su abuelo, cuenta que viven tres choznos de Belgrano, doce segundos choznos y una decena de integrantes de la familia en séptima generación.
Residente en Nueva York y dedicado a la música y a la docencia, este nieto del tataranieto del prócer cuenta que «la relación con el apellido Belgrano viviendo afuera es rara», pero cuando visita Argentina es inevitable. «Todo el mundo pregunta de todo al respecto: ¿Te quedó algo de él? ¿Belgrano tuvo hijos? ¿Es verdad que era gay? Cosas por el estilo. Su historia no fue muy bien contada durante muchísimos años y eso llevó a mucha confusión respecto a su persona. En el exterior, me ha pasado de gente que reconoce el apellido por Manuel o por el ARA General Belgrano hundido por los ingleses durante las Malvinas. Hasta donde puedo, trato de difundir sus ideas y de hacer saber a los interesados tanto cuanto sé sobre la vida de Manuel», señala Santiago. En su opinión, se ha vaciado «el contenido de sus ideas y se cambiado o adaptado a distintos fines desde los medios, la historia, la política y hasta la misma familia».
«Belgrano decía que fundar escuelas es sembrar en las almas y que la enseñanza es la primera obligación para prevenir la miseria y la ociosidad. También quería la unidad de una Latinoamérica gobernada por un inca, algo que generó tanto espanto entre los porteños como probablemente generaría hoy. Hasta propuso llevar a cabo lo que ahora sería considerado como una reforma agraria», recalca el músico. «Siendo un Belgrano, lo cual de alguna forma siento como una responsabilidad, mi interés es procurar que se difundan sus ideas como realmente eran y no tratar de adornarlas para hacerlo ver como una figura de mármol o un adherente de tal o cual ideología», matiza.
Guadalupe Belgrano: «De chica, no me creían; de grande, generaba admiración»
La ilustradora Guadalupe Belgrano es descendiente en sexta generación del héroe nacional, por la rama de su hija Manuela Mónica
Artista plástica e ilustradora, Guadalupe Belgrano (35) cita la filiación en descenso desde el vínculo entre Manuela Mónica y Manuel Vega y Belgrano -sobrino político con el que se casó en 1853- hasta ella, pasando por «Flora Vega Belgrano, Néstor Belgrano, Luis María Belgrano (su abuelo) y Luis María Belgrano (su padre)». A esto suma, como en todos los casos, las ramas laterales de primos, tíos, hermanos y el resto de parientes.
En su caso, llevar este apellido «fue diferente en cada momento» de su vida. «En la escuela no solían creerme, me hacían chistes o se burlaban. De grande me di cuenta de que generaba muchísima admiración en algunas personas y que son muchas las que dicen que es su prócer preferido o el verdadero padre de la patria. En lo personal, he participado en los actos de las escuelas de mis hijos y me parece una hermosa oportunidad poder acercar a los niños y niñas al Belgrano real, de carne y hueso», señala.
Guadalupe disfruta divulgando las ideas de su antepasado como pensador y defensor de derechos en relación a las numerosas cuestiones que éste abordó hace más de dos siglos y que todavía se discuten. «Belgrano fue el primero en plantear la educación de las mujeres; en cuanto a las escuelas, decía que todos los niños debían ir vestidos sin ostentaciones y que debían tener las mismas oportunidades; creía que la formación en oficios era uno de los pilares para la riqueza; defendía la igualdad desde lo económico oponiéndose a la tenencia de tierras en manos de unos pocos mientras otros no pudieran trabajar, y promovía el desarrollo de la industria nacional», remarca.
Al compartir reflexiones en las escuelas, su mensaje es claro: «Belgrano fue un hombre que a partir de ideas muy distintas supo construir una idea de Nación, llevarla con convicción y transmitirla generando amor y empatía. No hace falta ser un héroe para servir a la patria, cada uno en sus actos más sencillos puede hacerlo cuidando a los demás y pensando en el bienestar de la sociedad por fuera de los intereses personales. Para hacer algo grande, hay que empezar por lo pequeño», sugiere.
Por: Cecilia Martínez