Fueron varios minutos de máxima tensión. El oficial Hernán Laureano le practicó una maniobra de primeros auxilios y el menor logró expulsar el alimento.
El hecho ocurrió cerca de las once y media de la noche luego de que una vecina de Río Gallegos alimentara a su bebé de dos años y medio, en una casa de la calle French al 200. Minutos después de cenar, el menor comenzó a jugar y al saltar se atragantó con la comida.
Inmediatamente, presentó dificultades para respirar. Alarmado por la situación, el padre sacó su celular y llamó rápidamente a la Policía para pedir auxilio. En el mismo instante en el que el bebé comenzó a convulsionar producto de la asfixia, llegó un patrullero al lugar.
Desesperados, los padres comenzaron a agitar los brazos para ser vistos por los efectivos que inmediatamente después de frenar el móvil en la puerta de la vivienda corrieron a asistirlo.
Ya no quedaba más tiempo. Empeoraba y había que actuar. Hernán Laureano, uno de los oficiales, no lo dudó ni un segundo. Sujetó al bebé y comenzó a presionar sobre su abdomen una y otra vez para intentar que despida lo que sea que hubiera obstruido el conducto respiratorio.
Afortunadamente, el milagro ocurrió. Al cabo de un minuto, el menor vomitó la comida que había ingerido. «Empezó a recuperarse, comenzó a abrir los ojos y a respirar un poco mejor, sin dificultad», contó en exclusiva el valiente policía a La Opinión Austral.
Minuto más tarde, trasladaron a la familia al hospital Regional donde tras realizarae los chequeos de rigor, le dieron el alta médica.
Feliz por el desenlace, Laureano reveló que los padres le agradecieron y lo felicitaron por la heroica maniobra. «Estaban aliviados», relató al tiempo que reveló que se trató de la primera vez que le tocó pasar por esta situación.
Fuente laopinionaustral.