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«Me quiero contagiar, así me voy de casa»: niños encerrados con su abusador

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Jazmín tiene seis años. Este año empezó la escuela primaria. Estaba muy entusiasmada ya que su nueva escuela tenía jornada completa, es decir, estaría casi todo el día allí.
Se levantaba muy temprano para salir lo antes posible y a la salida, cuando la iba a buscar siempre me decía que quería que fuera el día siguiente para volver. Me alegré de que se adaptara tan rápido, para muchos niños es difícil empezar la primaria, son más horas, más tareas, más estudio… pero Jazmín estaba encantada.
Lamentablemente su felicidad por estar en una nueva etapa desapareció de un día para el otro. Los niños dejarían de ir a la escuela. El virus que empezó en otro continente había llegado a nuestro país.

Luego llegó la cuarentena obligatoria y no solo los niños se quedaban en casa, todos debíamos de estar encerrados.
Ella estaba fastidiosa, enojada todo el tiempo y lloraba por todo, intenté replicar lo que hacen en redes sociales, incentivarla a que cocináramos algo rico, a hacer manualidades, a seguir aprendiendo por Internet pero nada parecía gustarle. Todos estábamos angustiados.

Es complicado estar en casa todo el día y más porque no solo vive conmigo y con su papá, sino que mi hermano mayor, el tío Lucas, había venido de vacaciones unos días y con todo esto tuvo que quedarse más tiempo. Él siempre la molestaba haciéndole cosquillas o le agarraba de los cachetes, algo que Jazmín detesta.

Hace unos días se me acercó y me preguntó sobre una noticia que estaban dando, en donde decían los muertos que había ya en nuestro país, me preguntó qué pasaría si a ella le pasaba eso, a lo que le respondí que seguramente estaría en el hospital unos días pero se pondría bien.

Su respuesta fue como un balde de agua fría para mí: «entonces me quiero contagiar, así me voy de casa». ¿Prefería estar enferma? ¿En un hospital?
Le expliqué que no sabía lo que decía, que estaría sola, que ni siquiera nosotros como familiares podríamos verla, pero me di cuenta de que la que no sabía nada era yo.

«Al menos el tío Lucas ya no me obligaría a jugar a tocarnos el cuerpo».

Como este caso hay millones, y muchos dentro de sus propios hogares, donde deberían de estar seguros. No dejes de cuidar a los niños porque ahora están «protegidos» en sus casas, en la mayoría de los casos, el abuso ocurre en la casa de la víctima. Ahora más que nunca hay que hablar con ellos de prevención y en caso de sospechar o saber de algo, poder denunciar.

Protejamos a los niños, pero no solo del virus.