El papa Francisco pidió hoy en su mensaje navideño que las vacunas contra el coronavirus «estén a disposición de todos, especialmente para los más vulnerables». El Pontífice mostró además su preocupación por varios conflictos mundiales y envió un mensaje de «esperanza» para el continente americano, «particularmente afectado» por la pandemia.
«Hoy, en este tiempo de oscuridad e incertezas por la pandemia, aparecen diversas luces de esperanza como el descubrimiento de las vacunas pero para que puedan iluminar al mundo entero deben estar a disposición de todos», dijo el papa argentino en el mensaje que dirigió desde el Aula de las Bendiciones del Vaticano a una Plaza de San Pedro vacía por las restricciones sanitarias.
«No podemos dejar que los nacionalismos cerrados nos impidan vivir como la verdadera familia humana que somos, ni dejar que el virus del individualismo radical venza y nos haga indiferentes al sufrimiento de hermanos y hermanos», manifestó el Papa, que por la pandemia no pudo dar su mensaje desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.
«No puedo meterme a mi mismo antes que los otros, metiendo a las leyes del mercado y de la invención sobre las leyes del salud y el amor de la humanidad», pidió el Papa. En ese marco, hizo un llamado «a todos, responsables del Estado, empresas y organismos internacionales, de promover la colaboración y no la competencia, y buscar una solución para todos», y demandó «vacunas para todos, especialmente para los más vulnerables y necesitados de todas las regiones del planeta», demandó.
Al recorrer la situación de varios países, Jorge Bergoglio se refirió a América Latina y deseó «que la Palabra eterna del Padre sea fuente de esperanza para el continente americano, particularmente afectado por el coronavirus, que ha exacerbado los numerosos sufrimientos que lo oprimen, a menudo agravados por las consecuencias de la corrupción y el narcotráfico». En tal sentido, pidió que Dios «ayude a superar las recientes tensiones sociales en Chile y a poner fin al sufrimiento del pueblo venezolano».
En otro pasaje, aludió a Siria, Irak y Yemen, donde «están pagando todavía el alto precio de la guerra». En el caso del «amado pueblo de Siria», remarcó que «desde hace ya un decenio está exhausto por la guerra y sus consecuencias, agravadas aún más por la pandemia».
También pidió «que este sea el momento propicio para disolver las tensiones en todo Medio Oriente y en el Mediterráneo oriental», y deseó que palestinos e israelíes «puedan recuperar la confianza mutua para buscar una paz justa y duradera a través del diálogo directo, capaz de acabar con la violencia y superar los resentimientos endémicos, para dar testimonio al mundo de la belleza de la fraternidad».
El Papa expresó también su anhelo de que se mantenga el cese del fuego en Nagorno Karabaj entre las fuerzas de Armenia y Azerbaiyán, se refirió a lo que se sucede en Líbano y Libia y también en Ucrania y llamó «a favorecer el diálogo como única vía que conduce a la paz y a la reconciliación».
El jefe de la Iglesia Católica lamentó los «extremismos y conflictos armados» que golpean a Burkina Faso, Mali y Níger, reclamó el fin de la violencia en Etiopía, y rezó por «los habitantes de la región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, víctimas de la violencia del terrorismo internacional», y rogó por el «camino de diálogo» para Sudán del Sur, Nigeria y Camerún.
Durante el mensaje, televisado por los canales de streaming de la Santa Sede, el Papa pidió también soluciones para los pueblos golpeados por desastres naturales en el sudeste asiático y deseó «esperanza», para los rohingyas, la etnia musulmana que debió escapar desde Myanmar a Bangladesh.