El Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Norte, integrado por los jueces Verónica Marchisio, Eduardo López y Juan José Varela, condenó a Ricardo Velázquez a la pena de 10 años de prisión de cumplimiento efectivo, accesorias legales y costas, por considerarlo autor penalmente responsable del delito de “abuso sexual gravemente ultrajante agravado, reiterado en concurso ideal con promoción de la corrupción de menor agravada”, en perjuicio de la hija de su pareja.
Tras la lectura del veredicto, el Tribunal ordenó la inmediata detención del acusado según lo dispuesto por los artículos N° 75 de la Constitución, el N°8 de la Convención Americana de los Derechos Humanos y la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Violencia contra la Mujer.
El ahora condenado estaba acusado de haber abusado de la menor en reiteradas oportunidades en el año 2016 y llegó al juicio en goce de libertad plena.
Finalizado el debate, en el que fue defendido por el abogado oficial Alejandro Naccarato, el individuo ya no pudo regresar a su domicilio porque fue detenido en el acto y conducido a un calabozo de la Unidad de Detención Nro. 1 de Río Grande.
El hecho atípico del caso es que fue el aporte efectuado por la madre de la niña lo que decidió a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal expedirse con una resolución condenatoria.
La mujer, sospechando que algo extraño ocurría, colocó una cámara oculta en el dormitorio de su hija. Al ver las imágenes posteriormente, acudió a denunciar a su conviviente inmediatamente.
La condena resultó acorde a la solicitada durante los alegatos por el Ministerio Público Fiscal, a cargo de Laura Urquiza y los fundamentos de la sentencia serán expuestos el próximo 29 de marzo, a las 10.
Los hechos juzgados: En el año 2016 la madre de la niña abusada comenzó a sospechar que algo extraño estaba ocurriendo en la casa en la que convivía con su pareja y su pequeña hija, la que manifestaba cambios de conducta llamativos.
Para asegurarse de sus presunciones, que involucraban a su conviviente, decidió instalar sin que él lo supiera, una cámara en el dormitorio de la nena para grabar todo lo que allí sucediera en su ausencia. Así vio con gran conmoción que el hombre ingresaba a la habitación e introducía sus manos debajo de la ropa de cama de la menor para someterla a tocamientos impúdicos.
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