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Prestigioso ginecólogo usó su esperma en pacientes para engendrar cientos de bebés

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Philip Peven, de 104 años, trabajaba en una clínica de fertilidad en Michigan. Le admitió a una mujer ser su padre biológico, luego de que ella intentara buscar al hombre que había donado esperma para su nacimiento, mediante páginas de internet dedicadas a la genealogía.

Un ginecólogo estadounidense de 104 años, que trabajaba en una clínica de fertilidad, inseminó a cientos de mujeres con su esperma durante toda su carrera profesional y, muchas veces, sin el conocimiento de los padres legales.

El ginecólogo Philip Peven es reconocido en su ciudad natal en Detroit, por haber dado a luz a alrededor de 9 mil bebés durante su carrera profesional.

El problema surgió cuando una mujer llamada Jaime Hall y su hermana decidieron buscar sus ancestros y hacerse una prueba de ADN en los portales web dedicados a encontrar antepasados y familiares para armar un árbol genealógico.

De esta manera, la intención de las Hall era hallar al padre biológico que había donado el esperma para la inseminación artificial, que había dado como resultado el nacimiento de las dos hermanas.

En los análisis, Jaime descubrió increíblemente que tenía una coincidencia genética mucho más fuerte con el ginecólogo que atendió a su madre en el parto, que la que poseía con su hermana.

“Descubrí que era 50 por ciento judía asquenazí, pero nadie en mi familia es judío asquenazí. No tiene sentido». “Mi hermana Lynn resultó ser hija de una pareja cercana, pero no tenía ningún judío asquenazí en su análisis de ADN… Fue sumamente extraño», relató sorprendida.

Durante el año siguiente, Jaime llevó a cabo un análisis riguroso de su historia genética, reuniendo meticulosamente una serie de medios hermanos que nunca supo que tenía.

“Comencé a enviar mensajes a todos los que parecían ser parte de mi familia”, aseguró Jaime, quien, días más tarde comenzó a recibir cientos de correos electrónicos de peronas que estaba genéticamente emparentadas con ellas.

Jaime Hall junto a sus padre legales.

Jaime descubrió que todas esas personas a las que contactó por internet estaban relacionados con el Dr. Peven, que era el médico de sus padres. Por ese motivo, Jaime creyó en ese momento que el ginecólogo era en verdad su padre biológico.

Resulta que el propio obstetra-ginecólogo que trabajaba en la clínica de fertilidad se presentó como donante de esperma a finales de los años 40′ y se mantuvo en esa programa durante toda su carrera profesional.

A pesar de que los padres de Jaime, que ahora están muertos, le habían dicho a su hija que creían que el padre biológico era un amigo de la familia que les había dado una muestra de esperma, luego de 50 años Jaime descubrió que Peven era el que lo había hecho.

El encuentro entre Jaime y Peven 

Jaime decidió buscar al anciano de 104 años en diciembre de 2019 y finalmente lo encontró. Así, Peve. le admitió que era su padre y reconoció también haber usado su propio esperma para fecundar una multitud de bebés.

En enero de 2020, Jaime conoció al Dr. Peven en persona, junto con una media hermana llamada Neher«Nos presentamos en su puerta y entramos directamente». Él estaba todo encorvado y tenía un andador, dijo que tenía neuropatía, pero su cerebro era muy agudo». describió Jaime.

Neher, la media hermana de Jaime, junto a su padre biológico, el doctor Peven.

“Le mostré una foto de mis padres y se acercó al bebé, a mí. Luego se sentó en una silla  nos sentamos en el suelo a sus pies, como sus dos hijas pequeñas y nos dijo: ‘Fui un pionero, ¿sabés? Fui el primero en hacer algo como esto’», relató.

Las dos hermanas le dijeron al hombre que sólo querían agradecerle por haberlas traido al mundo. «Sin ti no estaríamos aquí», le expresaron.

Por otra parte, Jaime le preguntó al doctor: «¿Alguna vez pensaste que el ADN estaría disponible para traerte a todos estos niños?» Y el obstetra contestó que nunca había pensado que eso «sería posible». «Es como un cuento de hadas, ¿no? Mi hija cree que podría haber sido padre de miles de hijos», afirmó Peven.

A pesar de que muchas personas creyeran que la donación de esperma por parte del propio médico ginecólogo estuviera éticamente incorrecta, tanto Jaime, como su hermana Neher están de acuerdo en que lo que hizo Peven no tiene nada de malo.

“No lo veo de forma negativa. Estas mujeres, incluida mi madre, acudieron a él desesperadas y les dio algo que todas querían”, sentenció Jaime.

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