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¿El coronavirus es una excusa para dominar al mundo?

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Un estudioso inglés denuncia la utilización del Covid-19 con fines políticos, de control y expansionistas, y que la verdad es muy diferente a la que se difunde

Todos estamos padeciendo esta temible pandemia que azota a la humanidad, a partir de la aparición en China del controversial coronavirus (Covid-19), una variable de otras cepas ya existentes de esta serie de minúsculos bichos, que se hizo conocido allá por el último semestre de 2019 y que desembocó en una epidemia, primero, para luego ser declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que activó una emergencia que, tanto en territorio chino como en más de 180 países, nos llevó al actual estado de cuarentena.




Esta medida -a la que la Argentina se sumó ya hace más de un mes-, a su vez, produjo una importante e inédita paralización de las actividades de todo tipo en todo el mundo. Sin embargo, son muchas las dudas que siguen flotando en el mismo aire que recorre el virus, que se contagia de persona a persona, con respecto a su transformación y a través de qué vector. ¿Proviene de una mutación de un virus que “vive” desde siempre en los murciélagos? ¿Acaso son portados por una serpiente? ¿O de alguna variación del virus que porta ese bicho raro en peligro de extinción llamado “pangolín”?

Todos animales que son consumidos desde tiempos inmemoriales en varias regiones del Asia y en especial en la provincia de Wuhan, en China, donde casi con seguridad explotó la epidemia. A esta altura, todas esas variables son potencialmente posibles. Sin embargo, mientras se sigue estudiando para conocer más de este virus que ha cambiado la vida de los seres humanos, también cabe otra pregunta, que cada día más gente se hace, envuelta en oscuras elucubraciones, pero que, si se hurga un poco en la historia reciente, sale a la luz.

¿El Covid-19 pudo surgir, voluntaria o involuntariamente, de un laboratorio donde se realizaban pruebas con el tipo SARS1? Y de ser así, y de haber tenido algo que ver la mano de hombres y mujeres (y por lo tanto la ciencia) en la gestación de un virus que tiene en vilo a millones de seres humanos, ¿cabe la posibilidad de evaluar que haya sido un propósito, con fines poco claros pero sí de carácter conspirativo y expansionistas, que parecen más propios de un vertiginoso filme de la saga de James Bond, en los cuales los poderes ocultos trabajan entre las sombras para adquirir más poder y, quizá, dominar el mundo?

Una idea alocada, en principio. Pero quién no presupone, muchas veces, planes preestablecidos (del poder real) que modificarían las delgadas condiciones actuales de equilibrio socio-político internacional, relacionado con potencias como Estados Unidos, China, Rusia y Europa? Y en medio de toda esta “película” para muchos seguramente muy fantasiosa, ¿qué tiene que ver todo esto con la tan anunciada batalla por el manejo mundial de la red energética conocida como 5G?

Estas y muchas más preguntas no tienen una respuesta concreta hoy. De todas maneras, vale considerar que el virus como tal existe, es fácil contagiarse y hay que hacer caso a cuidarse y quedarse encerrado. Pero, aun en ese contexto, vale la pena analizar lo que dice el escritor, conferencista e investigador británico David Icke, quien se plantea cómo todas estas increíbles teorías podrían ser la razón principal de la pandemia que está azolando al mundo. Lea, y saque sus propias conclusiones.

«No existe el Covid-19«

Con este impactante título Icke explica su teoría sobre qué es lo que realmente está ocurriendo en el mundo y, según su visión detalla, decidieron llamar Covid-19, para encubrirla en forma de un virus. Señala que estuvo siguiendo al doctor Andrew J. Kaufman, de Nueva York, para poder entender mejor los eventos que estaban ocurriendo con el nuevo coronavirus.

Icke detalla que en China las personas comenzaron a enfermarse por una razón realmente desconocida, ya que allí desde siempre han consumido los mismos animales exóticos que se enuncian más arriba, por lo cual las autoridades gubernamentales decidieron tomar material genético de los pulmones de la gente enferma y estudiarlo.

Con los resultados, lo único que encontraron fue material genético simple, pero no con un virus aislado; por lo que ese tipo de material, según detalló, puede estar allí por una larga lista de causas, incluido el cáncer de pulmón.“Como no encontraban la causa, decidieron decir que se trataba de un virus y le dieron el nombre de Covid-19. Pero en ningún momento aislaron el virus del material genético”, acentúa el británico.

Así, Icke habló del test que detecta la enfermedad, indicando que en realidad este sistema de detección lo que realmente hace es encontrar material genético compatible con lo elaborado y no específicamente lo que se llama Covid-19, por lo que el resultado positivo podría ser por muchas causas. Y detalla que el test inventado por el bioquímico estadounidense Kary Mullis en 1983 es utilizado para detectar cáncer de pulmón, aunque ahora se lo utiliza para detectar el coronavirus. Lo curioso que detalla el escritor es que, al dar a conocer los test, Mullis, ganador del Nobel de Química y que falleció en 2019, expresó que “el test no debe ser utilizado para diagnosticar enfermedades infecciosas”.

¿Mal inventado?

David Icke afirma tajantemente que las muertes plasmadas a causa del Covid-19 son inventadas. No los decesos en sí, pero sí el motivo que las provocó. Al hablar de los números de fallecidos que había observado en Europa y Reino Unido menciona que no habían subido, comparados con el año pasado, a la extensión que comienza a conglomerar a todas las personas que su informe médico detalla que han muerto a causa de los diferentes coronavirus.

“No está muriendo mucha más gente, simplemente se la está reasignando como muertos por Covid-19”, enfatiza Icke. Y amplía “Hay una razón muy simple y a la vez muy grande”, que se relaciona con el aislamiento de las personas, porque piensa que “la situación de cuarentena va a termina de forma temporal, cuando el objetivo se haya logrado”.

Golpe económico

Cuando los poderosos crean que llegaron al punto deseado por ellos -una economía global brutalmente destruida, con mucha gente que haya perdido su manera independiente de ganarse la vida para de esta forma tener que depender de los Estados y, por lo tanto, tener que hacer todo lo que quieran esos Estados si es que quieren cobrar cada mes-, entonces, en la visión de Icke, los números del Covid-19 bajarán y dirán que todo ha terminado.

Un verdadero golpe económico que, a la luz de cómo se está produciendo todo en el mundo y en nuestro país, generaría un colapso mayoritario en las economías empresariales y de los bolsillos de cada habitante, todos afectados por el parate.

Entra en escena el 5G

En este contexto, David Icke opina en detalle que las autoridades del poder real mundial controlan las cifras y las relacionan, de otra manera, al 5G, la próxima banda que se instalará en nuestros dispositivos comunicacionales.

Y, sorprendentemente, hizo hincapié en que, en cuestión de varias semanas, algo más de tres meses, se ha cambiado lo que se percibía como un mundo libre, para pasar, siempre según su visión, al fascismo global, a una tiranía mundial donde un grupo muy pequeño de personas (¿chinos?; ¿yanquis?, ¿rusos?, ¿quizás una conjunción mixta?) tiene a billones controlados, a la mitad de la población mundial bajo arresto domiciliario. Todo a partir del Covid-19.

El Culto

Según Icke, esto funciona con “El Culto”, que para el escritor no es otra cosa que una gran pirámide de poder, que describe que en lo más alto se encuentra un círculo íntimo (y muy poderoso, algo así como el siempre descriptivo “círculo rojo” que dirige todo), mientras que, según se va bajando en los niveles, se encuentra muchísima gente y (todos ellos) tienen cada vez un peso menos significante.

Esta es la única forma en que unos pocos pueden manipular al mundo, y la forma en que lo hacen es por medio de un proceso de compartimentación y que genera una contribución individual, en desmedro de lo masivo.

Visión muy particular

Según detalla Icke en la entrevista, los más poderosos (los de más arriba de la pirámide, en su traducción del inglés) les indican a los médicos que cuando alguien ingrese a los hospitales con algún síntoma similar al virus y fallezca, en su acta de defunción deben detallar que fue por el Covid-19. El escritor cree que “todo esto del aislamiento es una farsa que está orquestando este culto para llegar a su objetivo”, enfatiza, pero sin determinar quiénes son esos poderosos personajes: ¿Los iluminati? ¿Una secta global que manipula a los gobiernos mundiales? ¿Los líderes de las potencias mundiales, complotados en un mismo rumbo o con un mismo fin? Especulaciones se pueden hacer muchas. Icke no profundiza mucho sobre quién se trata, pero sí relaciona directamente a la nueva red de fuente energética que se viene, el enigmático 5G, que ya desde hace tiempo ha desatado una batalla por su supremacía entre Estados Unidos y China, con Rusia y Europa como potenciales testigos de segundo orden. Pero esa es la segunda parte de la trama que entreteje Icke.

Red 5G: El virus real

Desde hace tiempo se sabe que la llamada 5G es una fuente tremendamente poderosa de energía electromagnética que nunca antes se había alcanzado o conocido. Es que no se trata de un simple salto del 4G a una nueva red (que ya de por sí es malo por la carga energética que produce en cada uno de nosotros).

David Icke señala que se trata de una nueva gama en el espectro electromagnético, de ondas métricas, y muchísimo más poderoso que nada que ya se haya visto antes. “El ser humano tiene niveles de organismos eléctricos electromagnéticos y cuando ese campo está equilibrado estamos sanos”, resalta el británico.

Ahora bien, si ese equilibrio se pierde, desaparece la armonía y se manifiesta con enfermedades físicas y psicológicas porque el trabajo que realiza el cerebro para procesar la información se ve afectado. Se sabe que durante años, con las nuevas tecnologías, el género humano viene siendo bombardeado las 24 horas del día por diversas redes, como Wi-Fi y los campos que generan las nuevas tecnologías.

El 5G se introdujo, luego de años de desarrollo, en países tecnológicamente avanzados en las ciencias en 2019, a pesar de que muchos doctores, investigadores y científicos pidieran que se detuviera esta tecnología, debido a que no había sido testeada y nunca midieron cuál es su impacto en la salud humana, en especial en el aspecto psicológico. Aun así, nunca realizaron los test pertinentes, porque, si esto sucedía, jamás hubiese estado permitida la instalación de las antenas. “Toda esta red la maneja El Culto” (un minúsculo espacio de poder, según el inglés, que insiste en la denominación). Al presentar su teoría sobre las redes 5G y la segregación de exosomas en el cuerpo humano, componentes que detectan los test de Covid-19 para dar positivo, entonces Icke se pregunta, lacónicamente: ¿Dónde fue la primera ciudad que se desplegó el 5G antes de que el virus apareciera? Wuhan es la respuesta. Y acusa que durante el confinamiento, en varios países las antenas de esta superred siguen siendo instaladas a gran velocidad. Las millones de antenas que se instalarán en América están conectadas a través de de campos electromagnéticos con los satélites del espacio (muchísimos lanzados por el millonario yanqui Elon Musk), entonces, ¿qué es lo que están creando?

Para Icke, se trata de una subrealidad tecnológica de 5G, a la cual, el investigador afirma que la llaman la “rejilla inteligente”. La manipulación El 5G a 60Ghz hace que la sangre del cuerpo humano no pueda absorber oxígeno. Si a alguien lo golpean 60 gigahercios de frecuencia, no será capaz de absorber suficiente oxígeno, colapsará en el medio de cualquier calle y esos síntomas son exactamente lo que un doctor de Nueva Zelanda describió cuando vio a un paciente con el supuesto Covid-19 cayéndose redondo en Wuhan.

Están construyendo morgues en los estadios de fútbol en muchos países preparándose para que mucha gente muera, y esto no encaja. Entonces, Icke razona: “Debemos vigilar esto, porque lo que están haciendo, por eso ponen las torres de 5G en todas partes y los satélites, es que cuanto más instalaciones realicen, más van a impactar en la salud de las personas. Al ocurrir esto, habrá más muertes por no poder absorber oxígeno y dirán que se trata del coronavirus”.

Con toda esta teoría conspirativa en ciernes, Icke enfatiza que están buscando instalar nanochips en las personas para poder manejar a toda la humanidad y que esta responda directamente a un poder y no se rebele.

¿Y cómo se puede instalar un chip o varios en las personas sin que esta se niegue? Para el inglés, no quedan dudas, será a través de una vacuna. Esa es la gran respuesta. Estos nanochips, más diminutos aún que el mismo virus, se introducirán en el cuerpo y actuarán como antenas para los satélites. De ahí la pandemia, y este “detener” a una enorme porción de la humanidad. No solo quieren vacunar a todo el mundo, sino también desarrollar un tatuaje cuántico para que se pueda detectar digitalmente si está vacunado o no.

Nuestra conclusión

Cuando Leonardo Da Vinci hizo extraordinarias obras muy adelantadas a sus tiempos, lo miraron con admiración y, a la vez, con mucho temor. Cuando Julio Verne escribió que el hombre llegaba a la Luna o que navegaba en un submarino en tiempos en los que era impensado, lo trataron como a un alocado escritor de ciencia ficción. A Tesla, a Edison y al mismísimo Einstein se los ha catalogado con distintivos poco creíbles. Icke hace una lectura casi apocalíptica de lo que podría ser el futuro a mediano plazo de la humanidad. Totalmente diferente a la actual. Probablemente no tengan mucho asidero sus aseveraciones. Pero, por las dudas, no deje de leerlo.

Fuente: DiarioCronica

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