Comienza el invierno en la Patagonia y es inevitable ver mayor cantidad de guanacos bordeando las rutas. Y es que es la temporada en que estos animales realizan las llamadas «migraciones estacionales», desplazándose hacia zonas más bajas buscando mejores temperaturas, pero sobre todo la disponibilidad de alimento.
Es entonces cuando, tras algún siniestro vial que involucra animales en la ruta, la «opinión pública», a veces fomentada por la «opinión publicada», reclaman «hacer algo para controlar la población porque son un peligro». Incluso, el Poder Legislativo de la provincia de Santa Cruz, a través de la Resolución Nº 184/2012, solicitó al Poder Ejecutivo provincial que se declare al guanaco como una «especie perjudicial».
Sin embargo, según el Informe anual de siniestralidad vial en Santa Cruz, el índice de accidentes por esta razón es bajísimo, al menos en el Informe 2018. Según los datos, hubo sólo dos accidentes por atropellamientos, de los cuales uno fue calificado como leve y el otro como grave; y representa el uno por ciento del total de accidentes en ruta.
Desde el Observatorio Provincial de Seguridad Vial, que depende de la Agencia Provincial de Seguridad Vial de Santa Cruz, su directora, María Sanz, nos dice que se encuentran próximos a publicar el informe 2019 donde los índices de siniestros por estos motivos, se mantienen en el mismo porcentaje que en 2018.
«En realidad el problema no es el guanaco» afirma Sanz, «se habla mucho en los medios del peligro de los guanacos en ruta, pero el real peligro somos nosotros» enfatiza. «Si nosotros vamos a exceso de velocidad perdemos la percepción del riesgo. Si vas a exceso de velocidad, al guanaco no lo vas a ver. Acá tenemos rutas largas, sin tránsito por muchos kilómetros, entonces hay muchos inconscientes que van a 150, 160 km/h. Claramente cuando se les cruce un guanaco, no lo van a ver porque no van a alcanzar a reaccionar.»
Para la directora de la Agencia Vial «es importante que los medios empiecen a tener esta mirada, cambiar el foco cuando cuentan la noticia. Los vehículos no chocan por la escarcha, por el pozo o por el guanaco, chocan por impericia. Seguramente no respetaron la distancia, no tenían el auto en condiciones o iban a exceso de velocidad», señaló.
Pensar en estas situaciones «cambiando el foco» o la percepción, implica entender que lo natural no está más allá de la banquina. Lo natural, para la fauna, lo es todo. Encontrar soluciones a estas problemáticas son un trabajo que debe articularse entre todos los agentes relacionados. Podría ser construir pasafaunas, mayor precaución, mayor control, aplicación de multas, etc.
Según la Red Argentina de Monitoreo de Fauna Atropellada «el aumento en la extensión y mejora de la red vial nacional produjo un dramático cambio en los patrones de uso de la tierra y un aumento de la incidencia de los atropellamientos de fauna». Lo que para los humanos puede ser un choque leve, para la fauna, por lo general, es fatal.
La Red Argentina de Monitoreo de Fauna Atropellada es un proyecto participativo de registro de atropellamientos de fauna silvestre en rutas de Argentina. Sus informes revelan que estos siniestros son una de las principales amenazas para la conservación de muchas especies en Argentina, y un riesgo para la seguridad vial. Sin embargo, en su mapa nacional de accidentes que involucran animales, la Patagonia presenta índices insignificantes.
La disminución del tránsito debido a la pandemia, nos ha mostrado imágenes de animales en lugares poco frecuentes. Esta nueva situación debería hacer que agudicemos al máximo nuestros sentidos al conducir. Y también a pensar en el delicado equilibrio en el que coexistimos con la naturaleza. Somos parte de ella como todas las especies que la habitan.