La titular de AFARTE, expositora en el congreso de FINNOVA, expuso sólidos argumentos para contradecir los numerosos y equívocos mitos que sobre la Ley y el sub régimen pululan en Buenos Aires.
La licenciada en Ciencias de la Comunicación Anna Vaiman, presidenta de la Asociación de Fábricas Terminales de Electrónica (AFARTE), luego de su participación como una de las principales expositoras en el congreso “Motores del Desarrollo” organizado por la fundación Finnova el jueves pasado en Río Grande, se explayó sobre los ejes de su intervención en ese encuentro, consistente en un repaso sobre los principales mitos que desde el centro económico y político del país antojadizamente se elaboran y difunden sobre la Ley 19640 y el sub régimen industrial que regula.
“Me he encontrado a lo largo de todas las reuniones que tuve con un montón de mitos que están instalados en relación a lo que pasa en Tierra del Fuego” contextualizó la experta, cuyo objetivo en el congreso fue precisamente ofrecer una sólida argumentación para derribarlos.
Primeramente, definió dos grandes grupos de mitos, los que hay en torno a la Ley en general y los que se dirigen específicamente a la industria electrónica.
El principal y el más extendido, muchas veces entre los propios fueguinos, es que “la Ley 19640 sólo beneficia a unos pocos, cuando el régimen beneficia a todos y cada uno de los fueguinos”.
Algo que identificó como muy común de escuchar en Buenos Aires es que el régimen industrial debería eliminarse porque no paga impuestos. “No es que no se paga ningún impuesto” contrastó, reparando en lo que llamó “el dato contra fáctico que aparece en el presupuesto nacional, ese dato que no contempla lo que sí aporta todo el sector de Tierra del Fuego”. Sin medias tintas, enumeró “cargas patronales, impuesto País, impuestos internos, en la provincia Ingresos Brutos, tasa de verificación de procesos productivos, aportes al FAM”, cuestionando que “todo eso no se resta de esa suma que aparece en el presupuesto”.
Además, aportó una reflexión tan lógica como evidente: “Este dato contempla una actividad existente, esto es lo que el Estado recaudaría si se aportaran IVA, Ganancias, en función de una actividad que existe. Si los beneficios fueran menos, esa actividad sería menor o nula, entonces esa suma el Estado no la va a embolsar”.
En relación puntualmente a la industria electrónica, Vainman reparó en la crítica generalizada de que en las fábricas de Tierra del Fuego sólo se ensambla. En dirección a desmentirla rotundamente, afirmó que “primero que no es cierto, porque se hacen muchos procesos productivos. Pero el ensamblado en sí mismo no es un término peyorativo. El hecho de no fabricar todos los componentes que se integran en un producto que luego se vende al mercado interno, no significa que no sea una parte importante del proceso productivo”.
Por ello, razonó que “cuanto más tecnológico es ese producto, más importante es el ensamblado, porque incluye procesos de testeo, calibraciones, puesta en marcha de los softwares. Todo eso es muy importante, porque si no, el producto electrónico pierde razón de ser”.
Sin sustento
También algunos críticos del sub régimen fueguino pretenden bajarle la cotización al catalogar peyorativamente a la provincial como “una industria terminal”, cuando en realidad ese concepto define una forma de fabricar vigente dentro de la economía global, que alcanza a muchas otras ramas de la industria. Citó como ejemplo asimilable el de la industria terminal automotriz: “El porcentaje de agregado de valor local que tienen los automóviles no es mucho mayor que el que tienen los productos electrónicos”.
El increíble mito de que los productos de las fábricas fueguinas sólo tienen de nacional la caja y el manual, “yo a diario lo escucho de boca de gente que uno se sorprendería” dijo. “Tampoco es así”, resaltó. “Tenemos componentes importados y componentes locales, depende del producto, no todos tienen el mismo valor agregado local”.
“Hay que seguir trabajando” en el tema, propuso. “Hay que implementar políticas que favorezcan el desarrollo de proveedores locales”.
el ensamblado en sí mismo no es un término peyorativo. El hecho de no fabricar todos los componentes que se integran en un producto que luego se vende al mercado interno, no significa que no sea una parte importante del proceso productivo”.Ana Vainman, presidenta de Afarte
Otra crítica frecuente es una supuesta mala calidad de la producción. Sin embargo, denotó que la mayor parte de las plantas fueguinas “están o asociadas o trabajan para, o son filiales de marcas multinacionales. Ninguna marca de renombre internacional prestaría su nombre a una industria que fabrique de mala calidad y que lo haga quedar mal con sus consumidores” según expuso, con meridiana lógica.
De hecho, informó que son las propias marcas multinacionales las mismas que montan las líneas de producción, capacitan al personal, auditan en tiempo real lo que sucede en la línea de producción y luego hacen el seguimiento de los productos en los mercados y en los propios domicilios de los usuarios.
“Decir que son de mala calidad es desconocer cómo se trabaja en estas plantas”, resumió al respecto.
En cuanto a que el sistema de producción de Tierra del Fuego “es antiguo”, como suelen esgrimir algunos desinformados, Vainman en cambio destacó que “tenemos máquinas de última generación, uso de robots que asisten a los operarios, y hay un alto porcentaje de ingenieros y trabajadores calificados”.
Otra falacia que es necesario revertir es la que sostiene que la fabricación en nuestra provincia requiere de muchos dólares. En tal sentido, explicó que “hay agregado de valor local. Se puede ahorrar hasta un 45% en divisas”, estimó, en términos de economía estricta. Pero, además recordó que “sin industria local no hay empleo local, no hay tecnología, no hay soberanía industrial y además no se puede elegir qué producto se le vende al consumidor argentino”.
Ganancias y pérdidas
En términos generales, la titular de AFARTE se preguntó cuál sería la razón de desaprovechar “una soberanía industrial que tenemos desarrollada”. En todo caso, redobló la apuesta y propuso que, “si queremos ir más allá, estamos en condiciones de hacerlo”.
Añadió a su fundamentación la importancia del recientemente creado Fondo de Ampliación de la Matriz Productiva, como una nueva herramienta “fundamental para seguir pensando la industria, para seguir creciendo, para desarrollar otras industrias” e incluyó en tal contexto “la posibilidad de contar con un puerto, aquí, en Río Grande”, en referencia a la iniciativa del grupo Mirgor al respecto
Admitió que nadie tiene del todo claro qué ocurriría si se elimina la Ley 19.640, como pretenden desde los sectores lobbystas de Buenos Aires. “Lo que sí va a pasar es que la actividad en la isla se va a reducir muchísimo e incluso puede ponerse en riesgo todo aquello por lo cual se impuso la ley: que haya desarrollo económico, arraigo, una población pujante” vaticinó.
No dejó de mencionar entre las virtudes que derivan del régimen promocional, “la importancia de Tierra del Fuego en su conexión bioceánica, el interés económico en la economía azul es impresionante”, evidenciando que sería una pérdida irreparable en caso de dar por tierra lo regulado por la 19640.
“Decir que la Ley 19.640 es cosa del pasado es no entender dónde estamos parados y hacia dónde queremos ir” sintetizó su pensamiento.
Para finalizar, la licenciada Ana Vainman reflexionó sobre la realidad de los continuos embates que soporta la Ley, el sub régimen y la provincia, lo que, exhortó, “nos obliga a seguir pensando y defendiéndola frente a todos los que tengamos la oportunidad y hablar de la importancia que tiene por la estrategia política por la que fue implementada y que sigue siendo necesaria, por el desarrollo de la economía local que implicó desde 1972”.
FUENTE: Radio Fueguina.