Icono del sitio INFOTDF

Falleció el conductor que chocó con una combi estacionada

Comparte:

Tenía 41 años de edad y había dejado expresada su voluntad de donar los órganos.

Ariel Omar Magallanes, conocido por sus amigos como “Carucha”, sufrió el martes pasado un ACV isquémico mientras manejaba, lo que lo llevó a impactar contra un camión estacionado en calle Alem al 700, en Ushuaia.

Ayer domingo 27 de marzo fueron inhumados en el Cementerio Parque del Mar los restos del vecino de Ushuaia, Ariel Omar Magallanes, quien el viernes 25 de marzo falleció a causa de un accidente cerebrovascular sufrido mientras conducía el martes 22 de marzo, a las 16.25, por calle Alem.

Como ya se informara en una edición anterior, el conductor de 41 años de edad, en momentos en que se desplazaba por la arteria mencionada frente al numeral 710, al mando de un automóvil Volkswagen Gol de color rojo, impactó violentamente contra el extremo posterior izquierdo de un vehículo mini bus Sprinter, de color blanco, estacionado sin ocupantes.

Cuando apenas minutos después acudió al lugar personal de la Comisaría 1era y del Cuartel Central de Bomberos para asistirlo con los primeros auxilios dentro del habitáculo mientras se aguardaba la llegada de una ambulancia con agentes sanitarios del HRU, encontraron a “Carucha”, como lo llamaban sus amigos, semi inconsciente y aquejado de fuertes dolores de cabeza, en la zona de la frente, probable signo del ACV que estaba atravesando. Inmediatamente fue trasladado a la guardia del nosocomio desde la que se lo derivó a la UTI y conectó a un respirador artificial, falleciendo tres días más tarde, pese a los esfuerzos del equipo de profesionales por mantenerlo con vida.
Su deceso provocó una gran conmoción en quienes integran la actividad futbolística, automovilística y motoquera local, de la que era parte.

Prolongación de la vida

La voluntad de donar sus órganos permitió la realización de un nuevo operativo de ablación múltiple en el Hospital Regional Ushuaia, en un procedimiento que se llevó a cabo el sábado 26 de marzo.
Sobre ese gesto, Julio “Rulo” Gajardo, integrante del nosocomio capitalino, escribió: “Siempre digo que el amigo invisible no es un juego, que en realidad existen los amigos invisibles y que son aquellos que, aún sin conocernos (por eso son invisibles para nosotros), se encargan de obsequiarnos un pedacito de ellos para salvarnos la vida.
Hay amigos invisibles médicos, bomberos, policías y tambien están los otros: los donantes de sangre que tienen el gesto de convidar la vida que corre por sus venas y los donantes de órganos que se aseguran que no se va a cerrar el telón de la obra de su existencia sin un último acto, el más grande, el de darle a otros lo que el destino le truncó; otra chance, otra esperanza.
Son personas que pasan a ser partecita de la vida de otras porque son muy buenas para que se nos prive de tenerlas en este mundo.
Voy camino al hospital y veo pasar una ambulancia rumbo al aeropuerto. Seguramente los órganos ya tienen un destino y están siendo esperados con ansiedad urgencia y felicidad por alguien al que se le agotaban las chances sin un amigo invisible.
Hoy es su día de suerte. Tienen uno. Un tipo que tambien fue donante en vida. Un donante de sonrisas y alegría. Que se encargó de darle a cada persona que se le cruzó un motivo para la carcajada y para ser feliz.
Hoy se va un amigo invisible… pero renace en otras personas”.

Diario Prensa

Salir de la versión móvil
Ir a la barra de herramientas