RUGBY
Ambos equipos dejaron en el camino a Universitario (32-6) y Club Colegio (23-7). Llegan en alza y prometen una nueva definición clásica para alquilar balcones el próximo fin de semana.
Quizás sea porque extrañábamos mucho este tipo de definiciones mano a mano tras un año y medio sin tenerlas. Quizás porque realmente los jugadores lo vivieron de la misma forma y entregaron el 110% para buscar el boleto a la final, pero los espectáculos del sábado nos dejaron más que satisfechos.
No sólo a periodistas, sino también al público que lo siguió desde sus casas y aquel que no aguantó y se acercó a la cancha para verlo desde el auto.
Ushuaia Rugby Club, el mejor de la fase regular, se sacó de encima a un duro Universitario oficiando de local en el reducto tricolor y haciendo gala de sus cualidades para volver a recuperar un cetro provincial que no obtiene desde el Torneo Final 2018 cuando concretó su quinto título en fila.
Con Nicolás Scotto como head coach, transmitiendo toda la experiencia que acumuló como jugador, y el semblante de un Wallas Mascaró con paso por Alemania que lidera al pack de forwards, se le suma un joven Franco Zuárez que la descoció en este certamen y fue el mejor hombre de la tarde sabatina.
El fullback se encargó de ponerle moño al partido cuando quedaban 10 minutos con una intercepción que lo llevó a irse solo debajo de las haches para apagar la ilusión riograndense de adjudicarse la corona.
Lo concreto es que el duelo tuvo una etapa inicial sumamente igualada y dura, donde el local pudo establecer una diferencia a los 14’ por intermedio de un try sobre la bandera de Nicolás Obreque sin conversión. Uni consiguió descontar a través de un penal de Miranda, pero de inmediato el dueño de casa con Mansilla se puso 8-3. No obstante un nuevo penal bien ejecutado por su apertura dejó el score 6-8 a favor del URC.
Ya entrados en el complemento, una buena combinación de fases en ofensiva derivó en la apoyada dentro del ingoal de Zuárez sumándose a la línea de backs para establecer con la conversión de Kitty Mansilla el 15-6. El dominio siguió siendo del URC que no mermaba en su ataque y el emblema Walter Mascaró se levantó de un ruck para cortar derecho a la zona de sentencia cuando corrían 27 minutos. Convirtió Mansilla y las cosas quedaban 22-6.
Era muy cuesta arriba la remontada para Uni, que intentó con las fuerzas que le quedaban, pero el puntero se mostró sólido y sin fisuras, concentrado en el objetivo. Tal es así que en una salida apurada a diez del cierre, Zuarez volvió a apoyar para convertirse en el hombre del partido. 32-6 con la conversión propia para meterse en una nueva final.
Por su parte, en el reducto fucsia, Colegio iba en busca de la heroica, ni más ni menos que bajar al campeón defensor. Es cierto que Las Águilas no llegaba en su mejor momento, pero con este tipo de equipos uno no puede darlos por muerto de antemano.
Y ni siquiera cuando Colegio fue el dominador del trámite desde el inicio hasta los 35 minutos de la etapa inicial, anotando un try mediante Francisco Magnelli con conversión de Ríos, dejando escapar dos penales previos que podrían haber sido importantes para la ilusión de la visita.
Sin embargo entre la fortuna y la chapa de campeón, una patada inteligente de Paranza al line tras un penal en media cancha obligó a Colegio por primera vez dentro de sus 22 metros. Y ahí fue donde un knock on le dio la oportunidad a Las Águilas de ponerse en partido rápidamente. Ni lerdo ni perezoso Benítez levantó la guinda y se intentó filtrar, para que luego de un par de fases sobre la línea de ingoal consiguiera apoyar.
El propio Paranza, la figura del juego, metió una conversión de esas que pocas veces entran sobre la bandera y colocó el 7-7. Los de Saucedo sintieron el golpe y la voracidad del local derivó en una infracción de frente a los palos. Paranza facturó cuando corrían 42’ y llegó el pitido final de la etapa inicial con el 10-7 para el fucsia, de tenerlo todo a nada en un abrir y cerrar de ojos.
Pero Colegio no se iba a dar por vencido y en el segundo tiempo fue a buscarlo con las fuerzas que le quedaban porque el desgaste había sido profundo. Caldelari movió las piezas, apeló al recambio y torció el rumbo de forma definitiva. El quiebre fue primero un penal de Paranza para ampliar a 13-7 y, casi de inmediato a los 17’, fue el “Negro” Cichero el que sacó los años y la experiencia para el 18-7. Paranza volvió a acertar y el 20-7 era demasiado.
Bruno Pani en la conducción, el ingresado Ricardo Ledesma y Argüello junto a un Paderne que volvió a demostrar su importancia en el contacto físico para sostener la posesión y dejar correr el reloj hicieron de la segunda parte del complemento un freezer donde Las Águilas pusieron el encuentro.
Para colmo a los 28’ fue Paranza quien con un penal dejó las cosas 23-7 y así se iba a ir la semifinal.
Ahora viene lo más lindo, el clásico, el superclásico del rugby fueguino que tiene dos protagonistas capitalinos. El tricolor le ganó tres finales seguidas entre 2017 y 2018, Río Grande cortó la hegemonía ese mismo año y luego fueron Las Águilas el equipo que tiene el antecedente más fresco, con dos finales ganadas de manera consecutiva.
El sábado entrante conoceremos un nuevo capítulo de la historia. ¿Para quién será la gloria?
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Diario Prensa