Las alarmas se encendieron este miércoles en la Unidad de Detención de la ciudad de Río Grande luego de que un agente penitenciario se transformara en un nuevo caso sospechoso de COVID-19.
Se trata de un uniformado que cumple funciones dentro de la cárcel y que se presentó ayer en la guardia médica con un fuerte «dolor de garganta».
Tal y como indica el protocolo, se dio intervención al abonado 107 para que asistiera al agente, que fue hisopado y aislado, a la espera del resultado de las autoridades sanitarias, que estaría disponible en las próximas horas.