Un hombre de 55 años con un currículum en química fue arrestado como el engranaje clave de una organización dedicada a cocinar cocaína y distribuirla a puntos como Caleta Olivia con un complejo método para ocultarla.
Sergio Raúl A., de 55 años, había fundado una academia para dar clases de apoyo universitario en la capital de Santa Fe luego de años de trabajar en el rubro de curtiembres y en la industria petroquímica, con antecedentes que datan desde 1991, con entradas en otras industrias. Hoy, se encuentra detenido, luego de que la Policía Federal lo arrestara en una redada en Rosario.
El operativo en donde cayó fue de alcance nacional: ordenado por el Juzgado Federal de Caleta Olivia a cargo de la magistrada Marta Yáñez y ejecutado por la Agencia Patagonia Sur de la Policía Federal Argentina, incluyó 20 allanamiento simultáneos entre Santa Fe, Entre Ríos y Santa Cruz con nueve detenidos, entre ellos dos hermanos de apellido Castro, santafesinos también, los presuntos capos.
Se los sospecha de traficar cocaína desde Santa Fe hasta el Sur: la jugada por la que cayeron es particularmente llamativa: la investigación los vincula a dos kilos y medio de cocaína encontrados dentro de baldes de pintura, no vacíos, sino sumergidos en la pintura misma.
Los baldes estaban destinados a partir por encomienda a Caleta Olivia, a bordo de un expreso desde la provincia de Buenos Aires. La Federal pudo interceptarla en el depósito del expreso, antes de que llegara a destino. Se sospecha que la cocaína llegaría a Caleta Olivia para luego ser menudeada en otros puntos de la provincia como Perito Moreno o Los Antiguos.
PELUQUERIAS Y LAVADEROS DE AUTOS
Sergio A., el profesor, según confirmaron fuentes policiales a Infobae, se habría encargado de cocinar en Santa Fe la pasta base para llegar al producto final, con un precio que podía multiplicarse exponencialmente en el mercado narco del sur argentino.
Así, la Agencia Patagonia Sur montó una entrega controlada para poder dar con los receptores finales que fueron finalmente encontrados.
En los allanamientos se incautaron seis kilos de cocaína, un kilo de pasta base y otro de cogollos. Se secuestraron seis autos, dos motos, armas y un millón de pesos más diez mil dólares así como 47 celulares, netbooks y celulares que podrán ser peritados en busca de más información.
La ruta de la cocaína de norte al sur del país está marcada por complejidades singulares y una explotación de la vulnerabilidad humana. Peluquerías y lavaderos de autos son los rubros más elegidos por los migrantes de la República Dominicana que se instalaron en el sur del país como fachada de sus negocios.
Sin embargo, desde hace más de diez años que varios ciudadanos del país caribeño instalados en la Patagonia están involucrados en causas de narcotráfico o trata de personas y su participación aparece cada vez con más frecuencia.
Hubo casos resonantes. En septiembre de 2018, la Policía Federal desbarató después de nueve meses de investigación a la ”Banda del Caribe” integrada por cuatro dominicanos y un colombiano que operaba en Chubut y Santa Cruz con seis allanamientos en Comodoro Rivadavia, incluída la terminal de micros y otros tres procedimientos en Caleta Olivia, los cuales fueron ordenados por la jueza chubutense Eva Parcio de Seleme: les encontraron casi siete kilos de cocaína en una valija que llegó a Comodoro Rivadavia desde Capital Federal. Todos los detenidos cayeron en la terminal con las manos en el envío.
Las investigaciones federales a las que accedió Infobae apuntan a que las organizaciones que funcionan en el sur del país se abastecen de la sustancia que traficantes acumulan como stock, tanto en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores como en distintos barrios del sur como Monserrat, San Telmo o Barracas.
El juez federal Sebastián Casanello investigó la ruta hacia Tierra del Fuego: mujeres vulnerables, madres de hijos y sostenes de hogares, eran una figura repetida.