La pelea que comenzó en el chat de mamis y que terminó con un hombre perdiendo un ojo comenzó con una expresión: mamá luchona. Mariana Massaccesi, politóloga especialista en género explicó el origen del término.
La pelea en el chat de mamis que se trasladó hasta la puerta de un colegio en el partido bonaerense de Tres de Febrero y que terminó con un hombre hospitalizado luego de perder un ojo, había comenzado con una expresión: «mamá luchona». Pero ¿qué significa?
Mariana Massaccesi, politóloga especialista en género, explicó a Clarín que “es un concepto discriminatorio desde todo punto de vista”, si bien su origen nada tiene que ver con el uso que actualmente se le da en Argentina.
Mamá luchona “es un término que se usaba en México para reivindicar la maternidad de mujeres muy jóvenes, menores de 20 años, que quedaban en soledad sin compartir la crianza, sin recursos económicos y poniéndose al frente de esos hijos para que salgan adelante”, aseguró Massaccesi y explicó que “en Argentina el término ‘mamá luchona’ se usa más para mujeres jóvenes, en general de muy bajos recursos, que viven en villas, que tuvieron embarazos tempranos, que también crían solas y que no renuncian a la etapa vital que están viviendo: que siguen saliendo, que hacen vida de amistad y dejan a sus hijos o hijas al cuidado de sus propias mamás o de otras mujeres del barrio”.
Se utiliza como un insulto porque “es muy discriminatorio, muy sexista. Ahora con la ‘mamá luchona’ ya no hablamos de esa madre abnegada que se pone al frente de la crianza del hijo, sino de una mamá que a los ojos de los demás pareciera que no se ocupa, que deja a ese niño o niña y va a divertirse”. “Hay una sociedad que no permite el disfrute en las madres, como si fuese incompatible”, señaló Massaccesi.
El trasfondo, explicó la experta en género a Clarín, tiene que ver con la estigmatización de estas chicas “en un momento donde Argentina tiene una de las tasas más altas de desocupación en mujeres jóvenes que no tienen ni buscan empleo y ni siquiera pudieron terminar los estudios. Son mujeres que están bastante solas y sin acceso a educación sexual integral, a las posibilidades que hay cuando quedan embarazadas y no quieren elegir ese proyecto de vida”.
“Esto -concluyó- es bastardear la maternidad y el rol de cuidado, porque nadie le diría algo así a un varón”.