El animal roedor convive desde hace más de dos años con una pareja. Nunca quiso irse de la casa, pesa actualmente 80 kilos y sus cuidadores cuentan que es manso y obediente.
Alejandra y Marcelo viven en la localidad del Mar del Sur desde hace más de una década y su vínculo con la naturaleza se volvió muy estrecho.
Protagonista de sucesivos rescates de vehículos que quedan varados en la arena, Marcelo creó un emprendimiento que asiste a personas que sufren percanses en las playas de la región y, a partir de su dedicación en el tema y sus vínculos, la vida terminó por depararle una convivencia inesperada.
Desde hace dos años y medio esta pareja oriunda del partido de San Miguel tiene en su casa a un carpincho, de actualmente 80 kilos de peso y un comportamiento “sumamente tranquilo”.
Encariñados con el animal, la pareja decidió ponerle el nombre de Marlín y día a día comprobó que la vida junto al carpincho no generaba ningún inconveniente adicional, muy por el contrario.
Marlín, expectante en la cocina, siempre atento para recibir algún alimento.
En diálogo con 0223 Alejandra contó que tomaron contacto con el roedor cuando era pequeño. “Lo tenía otro chico luego de que mataran a su madre, pero no lo pudo tener más con él, le comía las plantas y nos lo dejó para que lo cuidáramos, no teníamos pensado inicialmente tenerlo viviendo con nosotros”, reconoció la mujer.
Marlín comparte territorio con tres perros con los que no tiene ningún problema. “Están lo más bien, él tiene su estanque, cuando es verano le ponemos otro por el calor y en invierno siempre anda cerca de la salamandra”, relata Alejandra.
Marlín junto a los tres perros con los que vive en Mar del Sur.
Al principio, cuando la pareja salía con su vehículo, Marlín seguía al automóvil. “Nunca quiso irse, ahora nuestro terreno está alambrado”, detalla la mujer tiempo después de pensar en largarlo y descartar esa opción preocupada por la caza que se realiza en la zona.
“Es muy manso, come pasto todo el día y también calabaza, maíz y trigo. Sabe abrir puertas, nosotros tenemos la habitación cerrada, pero hace un tiempo lo encontramos durmiendo en la cama”, cuenta Alejandra sobre las vicisitudes diarias de Marlín, típicas de muchos animales domésticos.
A Marlín le gusta subirse al sillón constantemente en busca de comodidad.
Marcelo lo ha adiestrado en ciertas cosas, al punto de darle de comer y pedirle a Marlín que se siente. Su relación con el carpincho se ha vuelto muy amigable y el animal, tras más de dos años de vida, se siente totalmente a gusto con los humanos.
Perteneciente a la familia de los cávidos, los carpinchos son los roedores vivientes de mayor tamaño y peso del mundo. Habitan zonas terrestres de bosques con acceso al agua, en todo el centro y sur de Sudamérica.
Cuando era pequeño, Marlín salía a pasear con Marcelo, Alejandra y los perros. Jugaba en el agua y aún con la posibilidad de escabullirse e irse a otro lado, siempre decidió volver a la que siente su casa y con sus mejores compañeros. La protección que le han dado no pasó desapercibida para el animal.
Merlín, en medio del barro, disfruta de una vida atípica para un carpincho.
Fuente 0223.