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Cómo un filicida se puede convertir también en un femicida indirecto

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Los móviles siniestros detrás de los crímenes de los propios hijos. Hombres que buscan destruir psicológicamente a las mujeres. Crónica dialogó con expertos sobre qué implica y cuándo se habla un femicidio vinculado.

Brenda, la madre de los chicos apuñalados en Capilla del Monte.

«La Casa del Encuentro, desarrolló el término ‘femicidio vinculado’ partiendo del análisis de las acciones del femicida para consumar su fin: matar, castigar o destruir psíquicamente a la mujer sobre la cual ejerce la dominación«, dice a Crónica la presidenta de la Asociación Civil La Casa del Encuentro, Ada Rico.

En esta definición se registran dos categorías: como en este caso, personas con vínculo familiar o afectivo con la mujer, que fueron asesinadas por el femicida con el objeto de castigarla y destruirla psíquicamente; o personas que fueron asesinadas por el femicida cuando intentaron impedir el femicidio o que quedaron atrapadas «en la línea de fuego».

Rico continúa: «Los varones agresores consideran a la mujer como un objeto que les pertenece y no admiten que ella, cansada del maltrato, decida terminar la relación. Y en venganza y con el objetivo de causarle dolor, el violento asesina al hijo o hija».

Este delito está tipificado en el Artículo 80 del Código Penal argentino, incorporado como agravante de violencia de género«Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua al que matare con el propósito de causar sufrimiento a una persona con la que mantiene o ha mantenido una relación, cónyuge, excónyuge o persona con quien ha mantenido una relación de pareja».

«El objetivo es hacer sufrir la víctima de violencia de género. El objetivo no es matar a sus hijos, sino hacerla sufrir a ella», explica a Crónica la abogada Raquel Hermida Leyenda, especialista en estos temas. «Da origen la figura el caso Cuello, que era un albañil que mata a Tomás, de 9 años, que era el hijo de su ex mujer, con quien tenía un bebé», sostiene Hermida Leyenda sobre el crimen cometido el 15 de noviembre de 2011 en Lincoln.

El tribunal que condenó a prisión perpetua a Cuello consideró que éste mató a Tomás Santillán, de 9 años, por el «odio» a su madre, para vengarse de que ella lo había dejado«Pegó donde más le dolía», consideró el juez Miguel Ángel Vilaseca. Aunque la calificación legal fue de «homicidio agravado por alevosía», en la sentencia afirmaron que fue un femicidio.

«Cuando se reforma la ley se tiene en cuenta generar una perpetua por sí misma, por el hecho de hacer sufrir. De esta manera, lo que se pretende es determinar cuál es el objetivo del femicida», dice Hermida Leyenda.

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