Hace miles de años, los seres humanos lograron un hito en su historia: empezaron a nacer las primeras civilizaciones complejas que se conocen.
Las personas que caminaban y se congregaban en las ciudades más antiguas habrían sido familiares en muchos sentidos para los urbanitas modernos de la actualidad. Pero desde ese momento, los cerebros humanos se empezaron a encoger un poco.
El volumen perdido sería el equivalente al de cuatro pelotas de ping pong, comenta Jeremy DeSilva, antropólogo del Dartmouth College en Estados Unidos.
Y tal como detalla un análisis de fósiles de cráneos, que él y sus colegas publicaron en 2021, la contracción empezó hace «solo» 3.000 años.
“Esto es mucho más reciente de lo que esperábamos”, dice DeSilva. Y añadió: “Esperábamos que la cifra fuera algo más cercana a hace 30.000 años”.
La agricultura nació hace entre 10.000 y 5.000 años, aunque hay evidencia de que el cultivo de plantas pudo comenzar hace 23.000 años. Luego siguieron civilizaciones en expansión, llenas de arquitectura y maquinaria.
La primera escritura surge casi al mismo tiempo
¿Por qué, durante esta era de desarrollo tecnológico, los cerebros de las personas empezaron a disminuir su tamaño? Es una pregunta que tiene a los científicos muy intrigados. Y también plantea preguntas sobre lo que revela el tamaño de un cerebro sobre la inteligencia de un animal, o la capacidad cognitiva.
Muchas especies cuentan con cerebros mucho más grandes que los nuestros, pero su inteligencia, por lo que entendemos, es bastante distinto.
Entonces, la relación entre el volumen del cerebro y cómo piensan los seres humanos no puede ser simple. Debe existir otro factor.
Lo que hace que los cerebros se hagan más grandes o pequeños con el tiempo en una especie también suele ser difícil de comprender.
DeSilva notó que los cuerpos de los seres humanos se volvieron más menudos con el paso del tiempo, pero no lo suficiente como para dar explicación de la reducción en el volumen del cerebro. Curioso, ¿no?
Fuente: Infofueguina