En la segunda jornada del juicio que tiene como único imputado a la ex pareja de su hija.
Patricia Zapata reiteró ante el Tribunal Oral en lo Criminal de Buenos Aires que está convencida de que el asesino de la joven de 19 años de edad que en el año 2010 fue encontrada degollada y con 23 cuchillazos en su departamento, fue Francisco Amador con quien la chica había iniciado una relación en Río Grande cuando él era preceptor del colegio al que ella concurría como estudiante.
La madre de Marianela Rago Zapata, la joven hallada degollada y con 23 puñaladas en un departamento del barrio porteño de Balvanera en junio de 2010, calificó al ex novio y único imputado por el homicidio de su hija como «un psicótico» y recordó que la víctima le confesó que mantenía reiteradas peleas con el acusado porque le molestaba «que tuviera una vida nueva» y en una oportunidad hasta la amenazó y le dijo que «no iba a poder volver a dormir tranquila».
Patricia Zapata, madre de Marianela, declaró el día lunes último por la tarde en la segunda audiencia del juicio por el homicidio de su hija ante el Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 29, porteño, frente a la mirada de Francisco Amador, quien enfrenta una acusación como autor del delito de homicidio simple.
En la jornada también declararon Eduardo Rago y Matías Rago Zapata, padre y hermano de la víctima, quienes pidieron que el único imputado por el crimen no estuviera presente durante sus testimonios.
Patricia Zapata recordó en su testimonio el último año de secundaria de su hija, etapa en que conoció a Amador, quien era su preceptor en una escuela de la ciudad fueguina de Río Grande.
Frente a los jueces Hugo Navarro, Juan María Ramos Padilla y Rodolfo Goerner, la mujer relató que “Francisco Amador era su pareja. Los dos viajaron juntos desde Río Grande a Buenos Aires en el año 2009 cuando mi hija comenzó a estudiar periodismo”. Luego destacó que “una de las primeras advertencias que le hice a mi hija sobre la relación con Amador fue entre junio y agosto de ese mismo año cuando me llamó llorando y me contó que había discutido con él. Entre lágrimas me contó que se había peleado con Amador, que le había gritado y que le dijo que ‘nunca más iba a poder dormir tranquila’. Lo llamé a él, le dije de todo y le advertí que nunca más debía acercarse a Marianela”.
La mujer aseguró que con su esposo hablaron inclusive sobre la posibilidad de solicitar una orden de restricción de acercamiento de Amador hacia su hija, pero que al día siguiente Marianela los llamó y les dijo que “estaba bien, que había hablado con su pareja y que habían terminado la relación y no se iban a ver más”.
Para Patricia Zapata “Amador no toleraba que Marianela estuviera acompañada, ni siquiera con amigas” y recordó una situación violenta cuando el joven le recriminó a su hija frente a ella que no le respondía los mensajes.
“El muchacho la seguía constantemente, la acosaba y siempre estaba llamándola para saber dónde y con quién estaba”, indicó la declarante, tras lo cual lo calificó de «psicótico”. “Si no es para mí, no va a ser para nadie”, expresó la madre de la chica ultimada hace 13 años en relación a cómo pensaba Amador.
Muy conmocionada, Patricia Zapata recordó a su hija como “una chica alegre, feliz, que le gustaba bailar, compartir con amigos y salir” a la vez que resaltó que “en cambio cuando estaba con él, era otra. Dejaba de ser ella misma” – revelando la toxicidad de la relación.
Sobre la hipótesis de que Marianela haya sido víctima de un robo, debido a que del departamento de la joven en el barrio porteño de Balvanera, el autor del crimen se llevó un juego de llaves, dos aparatos de telefonía celular, una notebook, un reproductor de MP3, otro de DVD y una cámara de fotos, Zapata lo desestimó como posibilidad: “No creo que haya sido un robo. Para mí, como en tantas otras ocasiones, él la siguió enojado porque ella le había contado que había iniciado una vida nueva con otra persona”.
La progenitora de la víctima se refirió finalmente al impacto tremendo que significó el asesinato de su hija, describiéndolo como “un hecho terrible que marcó un antes y un después en nuestras vidas. Es una parte de uno que se va y no vuelve más. Era mi chiquita y ya no la tengo ni tendré nunca más. La extrañamos mucho. Ella no merecía esto. Hace 13 años que en la familia hablamos del tema a diario, sin poder terminar de cerrar nunca lo que pasó con Marianela. Confiamos en que en este juicio surja por fin la verdad y que Francisco Amador sea condenado, para poder darle un cierre a tanto dolor y poder recordar a nuestra hija con sus ojitos brillantes y su mirada risueña”.
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