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Gajardo: “La gente merece tener una morgue adecuada”

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Duro testimonio del jefe de la Unidad Morgue del Hospital Regional Ushuaia ante la situación de inactividad del sector a su cargo por falta de condiciones mínimas para trabajar.
El antiguo empleado del nosocomio capitalino, decidió expresarse a través de Diario Prensa Libre para hacer conocer las razones por las que desde el mes de julio, cuando se incendió el HRU, el área que dirige no está operativa y los cuerpos judicializados de los vecinos de Ushuaia deben ser trasladados a la morgue del Hospital Regional Río Grande, con el perjuicio económico y emocional que ello le significa a sus familiares.

Julio Gajardo, muy conocido con el apodo cariñoso de “Rulo”, se desempeña desde hace muchos años en el Hospital Regional Ushuaia y es uno de los héroes que en forma anónima jugaron un rol trascendental en los peores y más crudos momentos de la pandemia. Cuando el COVID 19 comenzó a llevarse a diario la vida de los pobladores y la fría letra de las normativas impedían siquiera poder despedirse del ser querido que partía para siempre, él aportó su sensibilidad y trabajo para que al menos a través de un vidrio, una madre, un padre o tantos abuelos, pudieran ser vistos por última vez.
Ahora, cuando las cuarentenas parecen producto de una pesadilla de la que comenzamos a despertar, Gajardo vuelve a poner el corazón para pedirle a las máximas autoridades responsables de la unidad a su cargo, que intervengan en su reapertura, previo resolver las serias falencias que la mantienen inactiva: “En estos momentos la morgue del HRU está funcionando solamente para fallecidos en internaciones y solo gracias al compromiso y dedicación de su personal. En realidad debería estar parada. Hoy hago este reclamo pensando que, como ocurre con cada Gobierno, hay puestos políticos en funciones importantes que actúan de filtro para que no todo llegue `arriba´, en donde están los que pueden cambiar la realidad. Es muy triste ver cómo algunos funcionarios le restan el valor que realmente tiene un sector que se encarga de acompañar a las personas en el peor momento y cómo nos toman el pelo, tirando para atrás cualquier tipo de beneficio que sea para la morgue. Parece que pocos consideran que estuvimos desde el día uno poniendo nuestra salud en riesgo, con cada paciente COVID que tuvimos que manipular (porque entramos en contacto directo con cada uno), poniendo el alma en cada despedida humanizada y tratando de acompañar a las familias. Lo concreto es que al día de hoy, la existencia de un acuerdo entre el PoderJudicial y el Ministerio de Salud dependiente del Poder Ejecutivo, poderes entre los que parece que no llegan a ningún acuerdo, dilata todo y las obras proyectadas nunca arrancan. Se pasan la pelota unos a otros y todo sigue igual…”.

Gajardo se encarga de resaltar especialmente que “no estamos pidiendo nada para nosotros. No pretendemos ningún tipo de reconocimiento económico ni laboral. Queremos que se entienda que lo que pedimos es para la gente en general. Tal vez algún funcionario crea que la última tarea del HRU es asistir al paciente en la internación, pero no es así. Cuando la persona muere merece seguir siendo tratada con dignidad”.

Consultado específicamente Gajardo acerca de las carencias y falencias del área, las enumeró en detalle: “Tenemos camillas para el traslado de cuerpos que fueron dadas de baja por el sector de internación hace años y que ya habían cumplido su vida útil. ¡No sirven!. ¡Por más corazón que pongamos los morgueros, no se puede trabajar así!. Tenemos que tener camillas de acero, como cualquier morgue del país o del mundo. Los ingenieros, arquitectos y demás títulos que ostentan los que frenan todo ¿acaso no saben que los fluídos que despiden los cuerpos se filtran por la cuerina rota y se quedan ahí, en la gomaespuma del relleno…?. Muchas personas fallecen de enfermedades infectocontagiosas y nosotros quedamos expuestos. Yo asumo que es el riesgo de mi trabajo, pero creo que nadie tiene que terminar enfermo si se puede evitar. Es más, todavía tenemos que cargar a pulso las bandejas con cuerpos para introducirlas en los gabinetes superiores de la cámara, cuando existen para esa tarea carros elevadores. Ni siquiera hablamos de automáticos ni de tecnólogía sofisticada, nosotros con uno manual no pedimos más. Lo concreto es que así no se puede trabajar porque no se puede apoyar constantemente el peso de las bandejas en los rieles, que se terminan forzando y saliendo de las guías telescópicas y rompiendo… Otro tema trascendental es que la cámara mortuoria está obsoleta. Las autoridades no lo entienden y no creo que lo vayan a entender nunca pero lo voy a volver a explicar, esta vez por esta vía. La cámara que está en el HRU es de medidas estándar, de seis gabinetes, de los cuales funcionan cuatro. Y la siguen parchando, con prolongados períodos intermedios en las que nadie piensa que es una de las responsabilidades de la morgue del HRU la correcta conservación del cuerpo para que después pueda ser velado por su familia como corresponde. Además tenemos un problema mayor todavía y que es el no contar con una cámara para hiperobesos. Tuvimos casos en que, por no entrar un cuerpo en la cámara, debimos dejarlo afuera hasta su retiro y si a eso le sumamos que muchas veces la burocracia no ayuda, la cantidad de días a temperatura ambiente se extiende con todo lo que ello conlleva. Nosotros pedimos en función de la demanda que se compraran tres cámaras nuevas, individuales, dos con capacidad para tres cuerpos y una para hiperobesos. ¿Qué respuesta nos dieron? ¡Que solamente van a hacer arreglar la que está!. Y encima el presupuesto que se asignó para la reparación es un chiste…ni siquiera roza el monto que se necesita. Lamentablemente esto siempre fue así. Igual, desde atrás de un escritorio los que toman las decisiones no patean los pasillos para, por lo menos ver de qué se trata”.

El incendio que se produjo en el hospital hace casi cuatro meses tuvo en la morgue sus consecuencias, pero también las tuvo el período posterior que sobrevino: “Durante el tiempo que el hospital quedó parado por el incendio, tomamos la decisión de seguir brindando el servicio. Aún sin luz, sin calefacción ni agua, ahí estuvimos…siempre firmes al pie del cañón. Pero por más que se pidió que se jerarquizaran las instalaciones, ya que era un momento muy propicio, no se autorizó ninguna mejora. Es más, para empeorar la situación, apareció en las juntas de las baldosas una especie de salitre que invadió todo el piso. Este fenómeno fue informado, acompañando fotos y todo pero todavía seguimos esperando que alguien nos escuche y sin saber qué es o si tiene consecuencias sobre la salud de los que trabajamos ahí”.

Prensa Libre: Julio, qué te motiva a exponer públicamente la situación del área hospitalaria a tu cargo y a exponerte y comprometerte de manera personal?

Julio Gajardo: Lo hago porque como dije al comienzo, hay filtros que impiden quizás que el gobernador o la ministra de Salud conozcan qué es lo que está pasando en la morgue del HRU. Lo hago porque quiero que esto llegue a donde tiene que llegar, que atraviese los escritorios de los que todo lo cajonean y que todo barren debajo de la alfombra. Soy fiel a lo que me enseñaron mis padres, que es ser siempre honesto. No puedo ser cómplice por no hablar, aún a costa de perjudicarme, de una situación que no admite más postergaciones. ¡Duele ver lo invisibilizado que está nuestro sector!. La gente se merece tener una morgue adecuada y a la altura de las circunstancias”.


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