Ocurrió en Corea del Sur, donde la última ejecución por condena legal se produjo en 1997.
La Fiscalía pidió la pena de muerte para una madre acusada de matar a su hija adoptiva de 16 meses en octubre del año pasado, en Corea del Sur.
La beba, adoptada en febrero de 2020, murió por graves lesiones abdominales y sangrado interno.
El caso ha dado lugar a un acalorado debate público sobre la posibilidad de poner fin a la moratoria sobre la pena capital actualmente vigente en el país, según RT.
Tras la muerte de la menor, la madre dijo que las heridas que sufrió la bebé se debieron a una caída accidental.
En tanto, los peritos médicos descartaron esa posibilidad, insistiendo en que ese tipo de lesiones solo pudieron ser fruto del uso de fuerza externa.
Identificada solo con su apellido, Jang, la madre fue imputada por homicidio y maltrato infantil con resultado de muerte, mientras que el padre adoptivo afronta cargos de maltrato infantil y negligencia.
Para él, la Fiscalía pidió 7 años y medio de cárcel. El veredicto se dará a conocer el 14 de mayo.
En Corea del Sur la última ejecución se produjo en 1997, aunque unas 60 personas recibieron esa condena, que no llegó a efectivizarse.