Argentina

¿Chau tarjeta?: Rapipago y Pago Fácil amenazan con volver al «solo en efectivo»

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Todavía no es un decisión tomada, pero las empresas de cobranza extrabancaria lo están considerando: en los próximos meses dejarían de aceptar la tarjeta de débito como medio de pago y volverían a operar solo con efectivo, como lo hacían hasta hace dos años. Esto afectaría al 25% las personas que paga con tarjeta sus facturas en estos locales, entre los que se encuentran Rapipago y Pago Fácil.

Esto sucede luego de que el Banco Central aceptara que aumente el tope permitido de comisión que cobran los bancos y las procesadoras de pago por el uso del plástico, que formalmente pasaría de 0,1% a 0,8% a partir de noviembre próximo, aunque la decisión comercial podría anticiparse, como adelantó Infobae.

Esta medida se suma a la restricción anunciada hace unas semanas para los clientes de tarjeta de débito Visa: los usuarios solo pueden pagar servicios por hasta $20.000 con tarjeta de débito, en vez de los $80.000 que se podían destinar anteriormente, y solo pueden extraer efectivo hasta $15.000, cuando antes eran $50.000.

Las compañías de cobranza reciben el 1% de comisión por cada servicio que cobran (tarifas de luz, gas, teléfono, TV, pago de impuestos, por ejemplo). Según dicen, su negocio no sería rentable si deben pagar 0,8% por el uso de la tarjeta. Y si no aceptan el plástico como medio de pago, tampoco seguirán ofreciendo el servicio de extraer efectivo.

«La gente dejará de usar la tarjeta de débito o le cobraremos por usarla porque no podemos aceptarla con la nueva comisión; es antieconómico. No podemos usar todos los ingresos de nuestra venta para pagar el sistema», dice Maximiliano Babino, gerente general de Pago Fácil y Western Union, y señala que el 25% de las operaciones se hace con tarjeta.

«Prisma y Link [las dos procesadoras principales] nos van a aplicar la comisión como si fuéramos cualquier comercio, que no lo somos, porque cobramos para terceros; para los usuarios es un servicio gratuito. Que nos aumenten la retención de uno por mil a ocho por mil hace inviable el negocio. Nos sale más económico mover el efectivo con un transporte de caudales», agregó Gustavo Gómez, gerente general de GIRE, propietaria de Rapipago.

La alerta entre las empresas ocurrió a fines del año pasado, cuando el Banco Central anunció la implementación de Transferencias 3.0, el servicio de pago con transferencias que reemplazará a Pagos Electrónicos Inmediatos (PEI), el sistema que había lanzado la anterior gestión de la entidad. En la práctica, para el cliente se trata de un servicio similar, pero no para las empresas.

El sistema funciona de esta manera: cuando un cliente paga, se le pide la tarjeta de débito y se toman los datos para realizar una transferencia inmediata. Este procedimiento es distinto a que el comercio procese el pago por un terminal punto de venta (POS).

Principalmente fue Visa quien alertó sobre esta diferencia y criticó el nuevo sistema, ya que dice que se trata de un uso indebido de su marca, no es un sistema transparente para el consumidor y si se comete fraude es difícil revertir el cargo ya cobrado.

«La iniciación de los pagos presenciales en comercios, previstos en este nuevo sistema, requiere utilizar la infraestructura desarrollada por Visa, que incluye sus tarjetas de débito, tecnologías y demás propiedad intelectual. Esto significa una apropiación indebida de la propiedad de Visa y es por esto que Visa no autoriza a que se utilicen sus activos para iniciar pagos en este nuevo sistema», dijeron en la compañía.

La empresa alertó también sobre «la falta de transparencia hacia el consumidor al momento de realizar una compra mediante este nuevo sistema pagos con una tarjeta de débito Visa como iniciadora de la transacción».

«El consumidor podría desconocer si la transacción es o no de Visa, y por lo tanto, si cuenta con las protecciones de Visa, tales como controles de seguridad y fraude, herramientas de monitoreo y beneficios, incluyendo descuentos, promociones, programa de recompensas, devoluciones, contracargos, entre otros», indicaron. Es decir, el consumidor no podrá llamar para desconocer el cobro si la transacción fue realizada por transferencia.

Este nuevo cambio de sistema fue lo que impulsó a que se limite el monto que los usuarios de Visa pueden comprar con tarjeta de débito. «En aquellos casos en que un comerciarte efectúe el cobro a un cliente a través de transferencias inmediatas (transferencia 3.0), debido cuestiones de estándares de seguridad de Visa relacionadas a los riesgos de fraude, los límites serán de $5000 para pago en comercios, $20.000 para pago en redes de cobranza y $15.000 para extracciones en redes de cobranza», anunció.