Noelia Romero Pared tiene 31 años. Padece paráliis cerebral con cuadriparesia espástica. La última vez que se presentó a rendir fue el jueves 5 de noviembre y volvieron a bocharla. “Pido que el examen se adapte a mi condición”, solicita la joven.
Según Romero Paredes, la mayoría de la currícula la aprobó de forma oral pactando, con los profesores de cada materia, alternativas que le permitieran no tener que sentarse a escribir pues, debido a su discapacidad, no puede hacerlo.
«Jamás tuve una complicación hasta que apareció Práctica Forense III. La forma de evaluar que proponen es a través dos instancias: un múltiple Choice y un examen en el que hay que redactar tres escritos en un tiempo límite. No estoy en condiciones de hacerlo y la Facultad se niega a cambiar la metodología”, cuenta.
Después del quinto bochazo, Noelia solicitó a la Universidad que le gestionara un espacio de tutoría. El mismo le fue otorgado en tres instancias con dos docentes distintos de dicha cátedra. “Hasta que ellos no me dijeron que estaba lista para rendir, no me presenté”, explica.
El asesoramiento, sin embargo, no resultó útil. “Fui y me bocharon. Cuando pedí que por favor modificaran la forma de evaluarme me acusaron de querer sacar ventaja de mi condición por encima de mis compañeros. Me dolió mucho. Es una situación que me enfrenta constantemente con mis limitaciones y no con mi fortalezas», dice la alumna.
Tras la décima desaprobada, y siguiendo el consejo de su terapeuta, Noelia decidió consultar con una abogada. “Presentamos varias notas solicitando que ese examen contemple las limitaciones físicas que tiene Noelia, que son muy importantes, pero no hay respuesta y siguen tomándole de la misma manera. Son inflexibles”, apunta la representante legal de la joven.
«Cuando pedí que por favor modificaran la forma de evaluarme me acusaron de querer sacar ventaja de mi condición por encima de mis compañeros. Me dolió mucho. Es una situación que me enfrenta constantemente con mis limitaciones y no con mi fortalezas», dice Noelia.
«Cuando pedí que por favor modificaran la forma de evaluarme me acusaron de querer sacar ventaja de mi condición por encima de mis compañeros. Me dolió mucho. Es una situación que me enfrenta constantemente con mis limitaciones y no con mi fortalezas», dice Noelia.
Con la mediatización del caso habló el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU). En un comunicado, Yamil Bechir negó que se haya discriminado a una alumna y dijo que, durante los últimos dos años, se le brindaron todas las herramientas necesarias para que pudiera aprobar la materia.
Sin embargo, el pasado 5 de noviembre, Noelia se presentó a rendir el examen por décimo tercera vez y volvió a desaprobar.
“Hemos implementado adaptaciones sugeridas por la alumna y adaptaciones y estrategias sugeridas por la institución. Se han realizado diversas y sucesivas evaluaciones colegiadas, en las que han participado seis docentes diferentes y bajo metodologías diversas, que en ningún caso requirieron un esfuerzo motriz, todos los cuales se han desempeñado bajo el principio de la objetividad, equidad y no arbitrariedad, entendido que la alumna no ha logrado el nivel mínimo de conocimiento para obtener una nota de aprobación”, apuntó el decano.
Según la abogada esto no sería así. “La están obligando a realizar un examen que la agota física y mentalmente. Pidió e intentó que modificaran la forma de evaluarla y le dijeron que no tenía ‘coronita’. Por su condición, ella no puede estar escribiendo durante tres horas. En un momento accedieron a que alguien escriba lo que ella le dictaba, pero no es lo mismo”, apunta Simón que dice haberse asesorado con especialistas en educación