Marcela Enríquez es una vecina de Ushuaia, que actualmente está prácticamente viviendo en el Hospital Regional Ushuaia. Su hijo, Carlos Leonel Parra tiene un año, y nació con malformaciones congénitas. Marcela, conversó con El Sureño, y detalló la terrible situación en la que se combinan burocracia e insensibilidad.
Carlitos, tiene apenas un año y medio de vida, pero ya tuvo varias intervenciones quirúrgicas. Luego de superar innumerables obstáculos junto a su familia, aún hoy Carlitos no puede dejar el Hospital, debido a varias cuestiones.
El martes, ya desesperada por la falta de respuestas, Marcela, recurrió a las redes sociales para pedir ayuda: “Desde que nació, mi hijo fue sometido a diferentes cirugías, pero Carlitos es un guerrero y sale adelante. Desde agosto está internado, en el Hospital Regional de nuestra ciudad, estuvo en terapia intensiva, fue derivado a Buenos Aires, y el 9 de enero volvió a Ushuaia quedando nuevamente internado”, contó la joven madre en su página de Facebook.
El pequeño Carlos debería estar descansando en casa, con cuidados domiciliarios. Sin embargo, la vivienda que Marcela y su pareja alquilaban era inadecuada, y las especialistas no tenían la comodidad necesaria para trabajar con Carlitos: “Tuvimos que salir a buscar otro alquiler. Y la verdad que se me complica mucho encontrar un alquiler, porque al conocer la situación, me ponen cualquier excusa y al final no me alquilan”, relató Marcela.
“Como mi bebé tiene varios problemas de salud, tiene certificado de discapacidad, y cuando yo comento los problemas de salud, piensan que yo no puedo pagar el alquiler, o si dejo de pagar el alquiler no nos van a poder sacar. Es discriminación eso. Y la verdad que nos sentimos muy abandonados, hace seis meses casi ya que estamos de acá para allá. Desde que nos derivaron a Buenos Aires; y hace un mes que estamos en Ushuaia”, agregó la mujer.
Marcela y su pareja, sin embargo, tienen trabajo, ambos: “Yo trabajo en un hotel, y recién ahora me están dejando de pagar, porque en esta situación no puedo ir a trabajar, y si no trabajo no me pagan. Mi pareja es policía”.
“Pero realmente son muchas cosas, es la obra social, es el tema del IPV, lo que sucede acá en el hospital, demasiadas cosas”, dijo angustiada Marcela.
En cuanto al pedido en el IPV para acelerar una adjudicación, por la emergencia en que se encuentra, Marcela dijo: “Yo fui el lunes al IPV, y me dijeron que no hay viviendas, que no me pueden ayudar, que hay muchos casos, que Carlitos está primero en la lista, pero no me pueden dar solución”.
Fue ahí que Marcela estalló, e hizo pública su situación: “A los veinte minutos de hacer la publicación me llamó la presidenta del IPV y me dijo que no conocía mi caso, qué cuándo fui a llevar los papeles, que ella no tenía idea de todo lo que estamos pasando. Finalmente, ella me dijo que se iba a encargar de que yo pueda acceder a una casa, entre finales de febrero y principios de marzo”, sostuvo.
También el miércoles, se acercó al hospital alguien que dijo ser secretario del Gobernador: “Él nos dijo que nos podían ayudar a pagar el alquiler, si es que conseguimos algo apto para Carlitos”, dijo Marcela.
Ambas soluciones, siguen siendo insuficientes, ya que cada día que Carlitos pasa en el hospital es un riesgo para su salud por la posibilidad de contraer alguna infección. Por otro lado, la negativa de OSEF ante el pedido médico de cuidados domiciliarios, impide que la familia vuelva a casa. Eso, a su vez, perpetúa la situación de Marcela, que sigue sin poder ir a trabajar, poniendo en riesgo su fuente laboral.
“La verdad que es muy cansador. Y no estoy pidiendo que me den dinero ni nada, sólo pido lo que mi bebé necesita y le corresponde. Hace 6 meses que estamos prácticamente viviendo en el hospital regional. Hace una semana que conseguí, un alquiler, con dos habitaciones en el primer piso, pero también tiene una escalera caracol muy estrecha, y la cama de Carlitos tuvo que quedar en la cocina. Igual, aunque ya tengamos el alta hospitalaria, no podemos ir a casa tampoco, porque la obra social de la provincia no se hace cargo del servicio de enfermeras domiciliarias, porque dicen que no hay dinero para pagarles”.